Podemos aprender que la caída más dañina comienza en el momento en el que la persona modifica el orden de sus ojos con su boca. En lugar de hablar lo que ve, primero habla, y después observa. Y lo más grave de esto es que al final los ojos terminan "viendo" lo que su boca dijo.
La letra AIN (ע que significa ojo) tiene un significado especial para esta fecha. En la Meguilá Eijá los primeros 4 capítulos tienen la primera letra de cada versículo en orden del Alef Beit (abecedario hebreo), pero en los capítulos 2, 3 y 4, la letra PEI (פ que significa boca) figura antes de la letra AIN, cuando en el Alef Beit es al revés.
Explican los sabios al respecto en el Midrash que lo principal del pecado y el motivo de la destrucción del Templo es que antepusieron la pe (boca) al ain (ojo), que atestiguaron algo que no vieron, y en consecuencia la principal reparación es anteponer nuevamente la ain a la pei, o sea, decir con la boca sólo lo que vemos con el ojo.
En el último capítulo de la Meguilá tenemos que esta alteración desemboca que no tiene ninguna lógica dentro del orden que se viene siguiendo, todo para indicarnos que nuestro trabajo es crear el orden correcto a través de ordenar esa alteración del habla y la visión que se encuentra en el nivel emocional. Esta es una manera más profunda de entender el efecto que nuestras palabras tienen en nuestra realidad.