La raíz del asunto
Contarán para ustedes —desde el día siguiente del primer día de descanso, desde el día en que llevan el Omer de la agitación— siete semanas; éstas serán completas. Hasta el día siguiente de la séptima semana contarán cincuenta días; y ofrecerán una nueva ofrenda vegetal a Hashem (Vayikrá 23:15-16).
La costumbre entre los judíos es de no celebrar casamientos entre Pesaj y Shavuot. La razón: para no crear una atmósfera de alegría ya que los estudiantes de Rabí Akiva murieron en una plaga en este período. También hay una costumbre de no recortarse la barba o el cabello [como señal de duelo], pero algunos permiten esto después de Lag BaOmer —el día 33 del Omer— ya que sostienen que la plaga se había detenido para ese entonces (Tur, Oraj Jaim 493:1).
Se dice que Rabí Akiva tenía 12.000 pares de estudiantes y que todos ellos murieron en un mismo período porque no se trataban con el respeto adecuado los unos a los otros. El mundo era un páramo hasta que Rabí Akiva le enseñó a nuestros Rabínos en el sur: Rabí Meir, Rabí Yehudá, Rabí Yosi, Rabí Shimon [ese es Rabí Shimon bar Yojai, el autor del Zohar y cuya muerte conmemoramos el día 33 del Omer] y Rabí Elazar ben Shamua. Y ellos reestablecieron la Torá. Fue enseñado que todos murieron entre Pesaj y Shavuot (Talmud, Yevamot 62b).
Valores sociales
Una excelente vara con la cual se pueden medir los valores sociales es el estudio de la distribución de kavod.
Por ejemplo, si observamos nuestra sociedad, veremos que le damos abundante atención y dinero a las estrellas de deportes, a los artistas, a los políticos y a los magnates, mientras que los prominentes científicos, los influyentes maestros y los clérigos suelen vivir vidas mal pagadas y poco reconocidas. El nombre ‘Pelé’ tiene reconocimiento casi instantáneo, mientras que pocas personas han oído sobre Alexander Fleming. Sin embargo, el primero sólo logró dominar un poco mejor la pelota que el resto, mientras que el segundo salvó las vidas de varios millones de personas al descubrir la penicilina.
La ecuación de lev-kavod sugiere que nuestra sociedad valora mucho más los logros en el ámbito de los deportes y el entretenimiento que en los campos del conocimiento científico y la moral.
Esto nos lleva nuevamente a la asociación de kavod y Torá. En el mundo de pura bondad que precedió a la Torá, en el cual el foco de la vida era el disfrute, el avance del conocimiento siempre iba por detrás de los placeres del entretenimiento. La persona con un talento especial que estimula los sentidos físicos aporta mucho más al disfrute de la vida que la persona que escribe aburridos textos llenos de conocimiento esotérico de los que depende el avance del conocimiento humano.
En un mundo de Torá, en el cual el foco está puesto necesariamente en la mejora en lugar de en el disfrute, el kavod va a ser necesariamente distribuido de forma diferente que en nuestro mundo. El mayor kavod le será ofrecido al erudito de Torá.
Pero aún hay un tercer aspecto del kavod que debemos explorar, el cual finalmente nos permitirá reexaminar la historia de los estudiantes de Rabí Akiva.
Como hemos señalado, el kavod entre la gente es un aspecto de la individualidad. Si hay miles de Michael Jordan, entonces no hay ningún honor en ser uno de ellos. E incluso en la sociedad ideal de la Torá, que pone al conocimiento en el pedestal más alto, cuando hay 24.000 brillantes sabios de Torá no es nada especial ser uno de ellos.
La falta de respeto con la que se trataban mutuamente los estudiantes de Rabí Akiva era simplemente un indicativo de la gran abundancia de grandes eruditos de Torá. ¿Qué había de malo en eso?
La Mishná enseña: el hombre fue creado solo [y no en una especie, ni siquiera macho y hembra, sino que fue creado como un individuo solitario] para enseñarte que quienquiera que destruya una vida es considerado por la Torá como que hubiese destruido todo el mundo, y quienquiera que salve una vida es considerado como que hubiera salvado todo un mundo (Talmud, Sanhedrin 37a).
Fuente: Aish Latino