Shabat Jazón es el sábado anterior al 9 de Av en el cual se lee la Haftará de "Jazón Iehsaiáhu" (la "Visión de Isaías" - Isaías 1:1-27), en la cual el profeta amonesta al Pueblo de Israel previo a la destrucción. Esta es la última haftará de las "Tres de Aflicción", y se lee siempre el Shabbat antes de Tishá be Av.
Se canta con la misma melodía que "Megila Eijá", el Rollo de las Lamentaciones, escrito por el Profeta Irmiahu, que era un testigo ocular de la primera destrucción. Iehsaiáhu también había sido un "testigo ocular", pero sólo con los ojos de la mente de la Profecía. Aún podría haberse evitado, si el pueblo se hubiera arrepentido. El Profeta Iehsaiáhu se lamenta, no por la destrucción del Templo, sino por todos los males que acarreó dicha destrucción. Porque no basta con que lloremos por lo que alguna vez fue. Debemos ser conscientes de que tenemos el poder de traer la Redención y la reconstrucción del Beit HaMikdash. Y debemos aprovechar este momento de duelo nacional para analizar nuestros errores y corregirlos.
"¿Para qué sirve la multitud de vuestros sacrificios? Estoy lleno de holocaustos ... Y yo no deseo la sangre ..." (Iehsaiáhu 01:11).
La Haftará concluye: "Y voy a volver a los jueces como al principio, y tus consejeros como al principio; Después, se le llamará Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sión será redimida en la Justicia, y aquellos que se arrepienten, serán redimidos con justicia ".
Uno podría preguntarse: "¿Si esto se supone que es un 'Haftará de Castigo'," ¿por qué es que termina con una nota positiva? "La respuesta es que si la Sinfonía de la historia de Israel no termina con una nota de triunfo, cuál habría sido el propósito de la profecía? Más bien, el propósito de "Puranus," del castigo divino, es "Nejamah" - Consolación. Así como el castigo administrado por un padre a un hijo es para el bien de los niños, el castigo de nuestra gente debe ser visto como un intento de "Avinu She-BaShamayim," Padre nuestro que estás en el Cielo, para mejorar nosotros y nos dirijan a lo largo de la ruta de la venida de la era mesiánica.
Respecto a la Parasha de Devarim, que es el 5to libro y se comienza este Shabbat, Moshé relata el episodio de los espías enviados a investigar la vulnerabilidad de Canaán. Su desalentador informe convierte un corto paso por el desierto en un viaje de cuarenta años (Devarim 1:22-45). El tema no es inapropiado para Tishá Be Av. Pues la noche en que, según el Talmud, los espías rindieron su atemorizante reporte era, de hecho, el nueve de Av. Al escucharlo, "lloró el pueblo aquella noche" (Bemidvar 14:1). Ofendido, Dios los increpó: "Derraman lágrimas por nada (esta noche). Por tanto, designaré esta noche como el tiempo de llorar para las generaciones venideras" (Talmud, Taanit 29a). En consecuencia, la Mishná hace una lista de cinco calamidades que acontecieron a nuestros ancestros en Tishá Be Av, incluyendo la decisión de retrasar la conquista de Canaán cuarenta años, así como la destrucción del primero y segundo Templos y la caída de Betar, para terminar con la rebelión de Bar Kojba (Taanit 4:6). Posteriormente, la historia judía aumentó la lista y profundizó el duelo con la expulsión de los judíos de España y el estallido de la I Guerra Mundial.
Que este sea un Shabbat de reflexión, de introspección, que el día de ayuno especial de Tishá Be Av sea inspirador en la conciencia humana del mundo en que vivimos, de la conciencia de con quien vivimos. Que aprendamos a vivir con el otro, con el prójimo, que es el próximo, el que está junto a nosotros. Que no se repita un nuevo Tishá Be Av, que las diferencias sean para construir, y no para destruir, que todo pensamiento sea respetado y vivamos por un mundo mejor. Letakén olam bemaljut shadai, "perfeccionar el mundo bajo la soberanía de Dios". Hagamos Tikun Olam entre todos.
Shabbat Shalom
Baal Tefilá Sergio Man
Adaptación