Dice la Torá:
וַיִּוָּתֵ֥ר יַעֲקֹ֖ב לְבַדּ֑וֹ וַיֵּאָבֵ֥ק אִישׁ֙ עִמּ֔וֹ עַ֖ד עֲל֥וֹת הַשָּֽׁחַר׃
"Y se quedó Iaakov solo, y luchó un hombre con él hasta que rompió el alba. - Vayivater Ya'akov levado vaye'avek ish imo ad alot hashachar." (Bereshit 32:25)
"Y se quedó Iaakov solo". El texto hebreo dice levadó, cuya traducción literal es solo consigo mismo. La diferencia entre solo, levad (לבד), y levadó (לבדו) es la letra hebrea vav (ו), cuya característica es unir y/o dar acceso a otra realidad.
El vocablo levadó está conformado por cuatro letras: lamed (ל), bet (ב), dalet (ד) y vav (ו), las cuales conforman dos palabras corazón (lev - לב) y el prefijo que implica dualidad (dalel-vav / דו) señalándonos las dos posibilidades que alberga el corazón: inclinación al bien-altruismo, inclinación al mal-egoísmo. Esto nos indica que el hombre debe hacerse de tiempo para estar solo consigo mismo; reflexionar sobre el sentido de la vida y evaluar la consecuencia de cada uno de sus actos.
"y luchó un hombre con él hasta que rompió el alba". «Dentro» de nosotros se encuentra «ese hombre»: nuestra conciencia, nuestra «chispa de Kadósh Barúj Hú», que nos exige permanentemente desarrollarnos espiritualmente. Cuando la ignoramos, ingresamos en una realidad oscura que nos conduce a reaccionar en vez de comprender el sentido de cada una de las situaciones que nos toca vivir. En cambio, a partir de la comprensión y aplicación de los principios espirituales, surge la luz (el amanecer) y se disipan las dudas.
El egoísmo, la fuente de todos los sufrimientos, es la forma que adopta nuestra conciencia («ese hombre») cuando ignoramos nuestra Esencia -nuestra chispa de Kadósh Barúj Hú- y es «quien» puede vencernos. En cambio, cuando el hombre se desarrolla espiritualmente logra sobreponerse a los deseos egoístas, entonces ya no será cautivado por ellos. Ahí comienza a surgir la verdadera libertad: el altruismo. En la Luz se disipa toda la ilusión y surge la verdad. El hombre debe saber revelar la Luz, pero también le es imprescindible poseer la fuerza para alejarse de la oscuridad. La oscuridad no es más que el ocultamiento de la luz, por ello no debemos dejarnos vencer por la oscuridad sino revelar la Luz. Las experiencias que vivimos son causales y no casuales, por ello debemos aprovechar la posibilidad de aprendizaje que nos brindan.
Adaptación.