En Parashat Reé, Moshé, despliega la ‘mercadería’ sobre un imaginario mostrador y le dice al pueblo de Israel:
"Mira, hoy doy ante ustedes, bendición y maldición. La bendición, si escuchan a los mandamientos del Eterno…y la maldición, si no escuchan los mandamientos del Eterno…" (Devarim 11, 26-28).
Moshé no vende aquí un producto tangible, sino que propone bendición para aquellos que se consagran a Di-s, afirmando que la bendición yace allí y no en la acumulación de placeres mundanos.
Sin embargo, cuando un líder religioso como Moshé exhorta a su congregación a privilegiar la senda espiritual por sobre los placeres terrenales, la gente suele pensar:
"¿¡Qué sabrá este hombre de placeres terrenales?! ¡Si tuviera una mansión en Beverly Hills no renunciaría tan ligeramente a los placeres mundanos!".
Pero, tal como dijo alguna vez el Or HaJaim, Moshé puede hablar con autoridad. Tal vez sea por ello que la Parashá se llame Reé.