Entre los fragmentos de la Tora que mayor fama y resonancia han tenido se encuentra el relato de Sdom. No solamente por el relato del suceso en sino también por la petición de Abraham, quien trataba de evitar que el terrible desenlace sucediese.
“Y dijo el Eterno: El clamor de Sdom y Amora es grande y su pecado es inmenso. Descenderé para ver si se ha hecho conforme al clamor que ha llegado hasta Mí, y si no es así lo sabré” -Bereshit 18, 20-21-
וַיֹּאמֶר ה’ זַעֲקַת סְדֹם וַעֲמֹרָה כִּי רָבָּה וְחַטָּאתָם כִּי כָבְדָה מְאֹד אֵרְדָה נָּא וְאֶרְאֶה הַכְּצַעֲקָתָהּ הַבָּאָה אֵלַי עָשׂוּ כָּלָה וְאִם לֹא אֵדָעָה -בראשית י”ח, כ’-כ”א-
Rashi nos explica que el clamor al que se refiere la Tora es el de la zona delimitada (tal vez de sus habitantes). En el midrash se nos cuenta que anunciaron en Sdom que todo el que proporcionase incluso un trozo de pan a un pobre, huérfano o extranjero sería quemado; Plotit, la hija de Lot, fue sorprendida entregándole comida a un pobre y por ello fue condenada a ser quemada y en ese momento ella gritó a lo que D-o dijo: “descenderé para ver si se ha hecho conforme al clamor que ha llegado hasta Mí” (Pirkei deRabi Eliezer 25).
הכריזו בסדום ואמרו: “כל מי שהוא מחזיק ידי עני ואביון וגר בפת לחם, ישרף באש!” פלוטית בתו של לוט היתה נשואה לאחד מגדולי סדום, ראתה עני אחד מדוקדק ברחוב העיר ועגמה נפשה עליו. מה היתה עושה? בכל יום כשהיתה יוצאת לשאוב מים, היתה נותנת בכד שלה מכל מזון ביתה וכלכלה אותו עני, אמרו אנשי סדום: “מאין הוא חי?” עד שידעו הדבר והוציאו אותו להשרף. אמרה: “אלוהי עולם! עשה משפטי ודיני מאנשי סדום, ועלתה זעקתה לפני כסא הכבוד. אמר הקב”ה: “ארדה וארה הכצעקתה הבאה אלי” – אם כצעקת הנערה הזאת עשו אנשי סדום, אהפוך יסודותיה שלה למעלה ופניה למטה.
פרקי דרבי אליעזר כ”ה
La hija de Lot pudo haber llegado a ser la víctima inocente de la injusticia, sin embargo su grito fue escuchado a tiempo y el final de la ciudad ya lo conocemos, fue quemada.
El odio gratuito – שנאת חינם – parece ser el origen de toda esa locura, de llegar a ser capaces de quemar, de acabar con la vida de una persona por el simple hecho de que sus acciones o pensamientos no concuerdan con la propia visión del mundo de quienes llegan a ser capaces de llegar al extremo de cometer semejante atrocidad.
Han pasado ya dieciocho años desde aquella trágica tarde, desde el momento en que todo cambio y en el que nuestra sociedad perdió uno de sus componentes. Recordamos en estos días el asesinato de Yitzjak Rabin, primer ministro de Israel y ministro de defensa, que se perpetró hace ahora dieciocho años (el 12 de Jesvan). En aquel día muchas esperanzas se destruyeron, pero además fue también pisoteado el lema de la concentración en la que el propio Rabin participaba el día del magnicidio: “Si a la Paz-No a la Violencia”. La frase que repetimos desde entonces y que formaba parte del discurso de Rabin es: “no permitiremos que nadie le levante la mano a la democracia Israelí”.
“לא ניתן לאיש להרים יד על הדמוקרטיה הישראלית”
Es muy posible que la persona que cometió esta brutal acción sintiese que era algo que debía hacer para defender sus intereses e ideales, olvidando que el valor de la vida está por encima de cualquier ideal o interés personal o colectivo. Desgraciadamente en aquel momento no se supo parar a tiempo y es algo con lo que tendremos que seguir cargando y sobre lo que deberemos continuar reflexionando para evitar que el odio gratuito se adueñe de nosotros o de nuestra sociedad de nuevo.