Así se llama la parashá de esta semana, Jaiei Sara (vidas de Sara). No obstante, el principio narra su fallecimiento. “Sara vivió ciento veintisiete años” (Ber. 23:1) “y murió en Kiriat Arba, o sea, en la ciudad de Hebron, en la tierra de Canaan”. En relación a los 127 años que Sara vivió, cuenta un Midrash que sus años fueron verdaderamente plenos de vida, y esta es un de las razones por las que el texto de Bereshit 23:1 arriba mencionado, expresa sus años de vida de una manera singular: cien años y veinte años y siete años. Para muchos comentaristas, esto significaría que Sara, a los cien años, era como si tuviese la vitalidad de los veinte y a los veinte parecía como que tuviera siete.
Cuando Sara fallece, Abraham quiere obtener un lugar para enterrarla. Elige un lugar, Mearat Hamajpelá, al lado de Hebrón. Lo consigue a través de una persona llamada Efron que pertenecía al pueblo de los heteos.
Abraham era muy respetado entre los habitantes de la región, lo que se deduce del texto: “usted es entre nosotros un elegido de D´os… ninguno de nosotros le negará su sepulcro para eso” (Ber. 23:6). El mencionado Efron estaba dispuesto a regalarle el terreno a Abraham, pero no: él no lo quería como “obsequio”. Quería pagar por el terreno el valor que corresponde. Finalmente lo obtiene a cambio de cuatrocientos shekalim (Bereshit 23:15).
“Después de esto Abraham enterró a Sara en la cueva que estaba en el terreno de Majpelá… lugar que también es conocido con el nombre de Hebron y que está en Canaan” (Ber. 23:19).
Este lugar sería la tumba de toda la familia de nuestros Patriarcas y existe aún como recuerdo de ellos para siempre.
Y seguramente, el origen de lo que llamamos, en términos mucho más modernos, cementerio judío, lo podemos encontrar en este relato del entierro de Sara en Mearat Hamajpelá.
Buena parte de la parashá, a continuación, se dedica al tema de “buscarle pareja a Itzjak”. Abraham era ya muy anciano y obviamente estaba preocupado por su futura descendencia. Un buen día llama a su mayordomo, Eliezer, y lo instruye para buscar una esposa para Itzjak (Ber. 24:2 y versículos siguientes). Pero no entre la gente de los pueblos cananeos, no entre los vecinos, sino en la tierra y entre la familia que Abraham dejó. Como lo explica el rabino Birenbaum en su libro “La Torá no está en el cielo” (pg. 35): “Abraham dejó su familia y su tierra para encontrarse a sí mismo pero no se confunde: sabe que su revolución está con él donde él esté. Y sabe que es más probable encontrar la mujer adecuada para su hijo en quien haya nacido en el mismo marco que él y sea extranjera en la tierra que habrá de habitar”.
Eliezer emprende un largo viaje para conseguir mujer para Itzjak, “para que traigas de allá una esposa para mi hijo” (Ber. 24.7). La parashá menciona los preparativos con lujo de detalles, como así también el viaje y por sobre todo el encuentro “casual” (¿casual?) con quien sería la futura esposa de Itzjak, Rivka. “Vio que una muchacha venía con su cántaro al hombro. Era Rivka, la hija de Betuel…” (Ber. 24:15).
Ella era la persona indicada. De acuerdo a todas las instrucciones que había recibido Eliezer antes. Tiene lugar un extenso diálogo entre él, Rivka y posteriormente con la familia de ella. Faltaba saber si estaba dispuesta a emprender viaje a la Tierra de Canaán, conocer a Itzjak y ser su mujer. Efectivamente estuvo dispuesta. “Entonces Rivka y sus empleadas montaron en los camellos y lo siguieron (a Eliezer)” (Ber. 24:61).
Llegaron y Eliezer le contó a Itzjak todo lo que había hecho. Este finalmente se casó con Rivka “la amó mucho y así se consoló de la muerte de su madre” (Ber. 24:67).
Casi al finalizar, la parashá que al principio hacía referencia al fallecimiento de Sara, ahora se refiere al fallecimiento de Abraham. Llegó a la avanzada edad de 175 años en total. En buena vejez. D´os lo había bendecido en todo.
Y fue a reunirse con sus antepasados.
“Sus hijos Itzjak e Ishmael lo sepultaron en la cueva de Majpela… allí fue sepultado Abraham junto a su esposa Sara” (Ber. 25:9-10).
Itzjak e Ishmael habían estado distanciados durante toda su vida. Los descendientes de ambos seguimos distanciados al día de hoy.
No obstante aparecieron juntos para el entierro de su padre Abraham y ambos lo sepultaron. Itzjak e Ishmael.
Lic. Rafael Winter