Encontramos en la sección semanal, en el capítulo 8 del libro de Bemidbar que se le enseña a Aarón el procedimiento de elevar (encender) las luces de la Menorá en el Mikdash. Asimismo, Moshé consagra a los Hijos de Leví para que sirvan en las actividades santas del Mishkán. Por causa del pecado del ‘Becerro de Oro’, los primogénitos de Israel quedaron inhabilitados de ejercer las funciones sacras que les correspondía en un principio, por lo cual, Di-s escogió para Sí a los descendientes de Leví. Los leviim deben prepararse durante cinco años antes de comenzar a trabajar en el Mishkán. La edad de los que están aptos está entre los treinta y cincuenta años; tras lo cual pasa a un retiro parcial, a actividades menos agobiantes.
En el capítulo 9, luego de pasado un año de Ietziat Mitzraim - salida de Egipto -, Hashem estipula el Korban Pesaj. Como hay personas que por diversos motivos no podrían ofrecer el korban en su fecha correspondiente, se establece Pesaj Sheini, un mes después de Pesaj, existe la segunda oportunidad para hacerlo.
En el capítulo 10, cuando hay alguna notificación para el pueblo o los líderes, estos son convocados con el sonido de dos trompetas de plata. Las trompetas también servían para anunciar viajes, guerras, calamidades y fiestas. Se especifica el orden en el que marchan las tribus.
Leemos también sobre el respeto y admiración de Moshé a su suegro, Jobeb ben Reuel (alias Itró), por lo cual le pide que se una a los Hijos de Israel en su travesía y conquista de la Tierra Prometida, pero aquel declina la invitación y retorna a su patria, Midián.
Leyendo el capítulo 11, nos indica la Torá que personas del pueblo murmuran malignamente acerca de Hashem, por lo cual este los castiga con un fuego que los calcina. No contentos con esto, las personas que se juntaron a los Hijos de Israel en su travesía se quejan del maná y exigen comer carne, pedido insolente al que se suma buena parte del pueblo. Moshé casi se quiebra y se queja ante Hashem que él solo no puede con este pueblo. Por lo cual Hashem le dice que seleccione 70 ancianos, que conformarán el primer Sanhedrín, que lo ayudará en su tarea de liderar al pueblo. También anuncia que el pueblo se enfermará de comer la abundante carne que Él mandará.
Los ancianos seleccionados para conformar el consejo de los ancianos, comienzan a profetizar cuando la presencia de Hashem aparece en el Tabernáculo, empero, dos de los ancianos profetizan estando en el campamento. Iehoshúa siente que esto es incorrecto, pero Moshé está satisfecho y feliz de que otros también tengan el don de la profecía.
Hashem hace que los israelitas tengan abundancia de codornices. Y los que habían reclamado malévolamente por carne, murieron de tanta carne con la que se atiborraron.
Por último en el capítulo 12, Miriam murmura con Aarón acerca de la esposa de Moshé, así como de las cualidades de profeta de éste. Hashem castiga a Miriam con tzaraat (por haber murmurado) y aclara que no hay otro profeta de la talla de Moshé. Éste reza por ella, y el pueblo no viaja mientras aguarda su curación fuera del campamento.
Aquí encontramos en este rápido resumen la importancia de la palabra, lo malo del Lashón hará, el hablar mal o de manera despectiva de nuestro prójimo, nuestro próximo, y a su vez lo que implica sumarse a un grupo que reclama algo sin fundamentos, y sin conocer el origen de ese grupo. Aprendiendo a ver no sólo nuestro entorno más cercano podremos ver más allá para poder visualizar el horizonte y lo que nos rodea realmente.
Sergio Man - Baal Tefilá