4 días libres
Haazinu (Deuteronomio 32)
por Rav Zev Leff
El Midrash (Yalkut Emor 651) comenta sobre el versículo "Tomarán para ustedes en el primer día", que el primer día de Sucot es el día en que se comienzan a contar nuevamente los pecados (después de la expiación de Iom Kipur). Muchos comentaristas tratan de explicar este difícil Midrash.
El Shlá Hakadosh explica que en los cuatro días entre Iom Kipur y Sucot la gente está tan ocupada con los preparativos para Sucot que no tienen tiempo para pecar. Otros dicen que la influencia de Iom Kipur y su poder para expiar pecados se extiende hasta estos cuatro días. Rabí Yonatán Eibshitz escribe en Yearot Dvash que la guematria de HaSatan “el Satán” es 364, de donde los Sabios aprenden que el Satán, el impulso hacia el mal, tiene poder 364 días al año; no en Iom Kipur. La letra hei “el” significa que en cinco de los días restantes el Satán tiene un control reducido. Esos son los días entre Iom Kipur y Sucot (contando una parte del primer día de Sucot como el quinto día).
El efecto de Iom Kipur es tan abrumador e inspirador que un judío es catapultado a un nivel superior que está más allá de su verdadero alcance. Ahora bien, nosotros somos juzgados de acuerdo a nuestro nivel, y por lo tanto, alguien que está en un nivel más alto es juzgado con más severidad por el mismo pecado que una persona que está en un nivel inferior. Entonces, si Dios nos juzgara inmediatamente después de Iom Kipur de acuerdo a nuestro nivel en ese momento, el resultado sería un juicio excesivamente duro.
Al igual que antes de Rosh HaShaná se nos da un mínimo de cuatro días deselijot como preparación para poder entrar a Rosh HaShaná como si fuéramos un “sacrificio sin defectos”, también después de Iom Kipur se nos dan cuatro días para volver a nuestro nivel real. El recuento de nuestros pecados durante esos cuatro días es calculado después, retroactivamente, de acuerdo al nivel en el que estamos en el primer día de Sucot. Esos cuatro días son como la cámara de descompresión que se le da a un buzo que emerge de aguas profundas.
Otro aspecto de estos eufóricos cuatro días es el hecho de que tenemos una carga emocional tan alta y estamos tan ocupados preparando las cosas para Sucot que, incluso cuando pecamos, esos pecados raramente son premeditados o calculados. Los preparativos son realizados con una euforia tal, que queda poco tiempo o lugar para el cálculo o la premeditación. Hasta cierto punto esta euforia es positiva, y se relaciona con los días posteriores al primer Iom Kipur en el desierto, en el que fueron donados los materiales para el Mishkán y el pueblo dio con una emoción desenfrenada, sin calcular para nada la necesidad. Finalmente, Moshé tuvo que pedir que esta entrega desenfrenada cesara anunciando: "Suficiente".