TODO VIENE DE HASHEM
“Vete de tu tierra” (Bereshit 12,1)
Esto ocurrió hace más de sesenta años. En la ciudad de Luven, en Rusia, el rab que dirigía a la congregación era muy joven, y estaba permanentemente controlado por las rígidas manos de la tan venerada policía comunista.
Cuando el gobierno decidió dar por concluida la labor del Shojet (el único que podía matar los animales de acuerdo a la Tora, para el consumo del poblado) del lugar, el rab estudió las leyes de la Shejita y se encargó él mismo de degollar los animales para los habitantes de la ciudad.
Más tarde, el gobierno cerró la Mikve, algo que podía llegar a ser una catástrofe para la continuidad del pueblo. El rab tuvo que utilizar su ingenio y encontró la forma de permitir la inmersión en la pileta pública de natación del municipio, convirtiéndola en la “Mikve Tahara”, y convenciendo al gobierno (que no sabía de las intenciones del rab) para que establezca algunos “horarios” especiales para hombres solos y mujeres solas.
Como en todos los tiempos, las persecuciones aumentaron, el salario del rab fue congelado, o mejor dicho, confiscado, expulsaron a la familia de la casa donde vivían, y al rab lo detuvieron en numerosas oportunidades para molestarlo con interrogatorios.
Sabía, que en un futuro demasiado próximo, su destino sería Siberia, lo encarcelarían y lo someterían a trabajos forzados de los que la mayoría no podían salir con vida. No tenía alternativa, debería dejar el lugar.
Pero, ¿a dónde ir? Las entradas a la tierra de Israel estaban bloqueadas, en forma milagrosa consiguió una visa para los Estados Unidos. Allí lo recibirían con los brazos abiertos, pero con las manos vacías... Había muy pocas Ieshivot, y en estado calamitoso. Un comerciante muy bondadoso trataba de convencerlo para que se ponga a trabajar como supervisor de Cashrut en la cocina de una casa de comidas. Si no hacía eso, le decía el comerciante para prevenirlo, es muy posible que el rab y su familia pasen hambre. El mensaje era muy claro.
Esperaré un poco más, contestó el rab a la noble propuesta del comerciante. El rab hagaon Moshe Fainstein ztz”l pensó que tal vez se le presentaría un lugar donde pudiera estudiar y enseñar Tora.
Y llegó el momento, cuando le ofrecieron ser el Rosh Ieshivat “Tiferet Ierushalaim”, una posición que cubrió durante casi cincuenta años. Desde allí se convirtió En uno de los principales conductores, que provocaron el gran cambio que hizo florecer la Tora en América, convirtiéndose en el legislador de la generación y una figura pública muy admirada en todo lugar. Nos queda solamente pensar, qué hubiera pasado, si habría aceptado ser un anónimo supervisor de Cashrut de los alimentos.
Con el paso del tiempo, le dijo a sus allegados: ¿saben ustedes cuál es la diferencia entre Abraham Avinu y... y yo?
Todos los presentes quedaron perplejos con la pregunta, pero más perplejos quedaron con la respuesta: en la práctica, no hay ninguna diferencia...
Podemos asegurar, que no lo decía con soberbia...
Vio los rostros de sus interlocutores y de inmediato explicó: Abraham Avinu escuchó la Voz de Hashem que le ordenó: Vete de tu tierra, de tu lugar de nacimiento, de la casa de tus padres, a la tierra que te enseñaré..., y fue, con la Palabra de Hashem, a una tierra desconocida, sin saber exactamente a dónde se dirigía.
Y yo hice lo mismo. Pero no lo hice solo, sino junto a cientos de miles de iehudim que llegaron aquí. Y yo tengo fe, fe completa, que llegamos aquí conducidos por la Palabra de Hashem, y hay un versículo que lo dice, de Hashem son los pasos del hombre (Mishle 20,24). Sin embargo, hay una diferencia: Abraham Avinu sabía desde un principio que esa era la Voluntad de Hashem. Nosotros, en cambio, cuando pensamos, cuando hacemos, suponemos que lo hacemos con nuestra fuerza. Sólo después de los hechos, se nos revela y podemos entender que todo fue la Voluntad de Hashem...
Y así explicamos las palabras de Rashi (Bamidvar 7,89) sobre el versículo “y escuchó la Voz que hablaba”, que Hakadosh Baruj Hu hablaba (metafóricamente) consigo mismo, y Moshe Rabenu escuchaba. Así nos conducimos nosotros en este mundo, y de pronto, al final, descubrimos “Sheakol Niia Vidvaro”, que todo surge de Su Palabra, y El, Hashem Itbaraj, hizo, hace y hará todos los hechos.
Si todas las personas supieran esto, decía rabi Moishe, no existirían los divorcios en el mundo… porque la Guemara nos revela, en el principio del tratado de Sota, que cuarenta días antes de la creación del feto en el vientre materno, sale un Bat Kol (una Voz del Cielo), que establece que la hija de fulano será para mengano.
¿Pero qué es lo que sucede en la realidad?
Lo mismo que con Moshe Rabenu. El Bat Kol es como una conversación con uno mismo, digamos, porque nadie escucha la proclama del Bat Kol.
Pero, cuando los dos integrantes de la pareja se encuentran, y se casan, en hora buena y con muchos “mazaltov”, podremos verificar retroactivamente que esa fue la intención del Bat Kol, que esa fue la Voluntad de Hashem, como si hubiéramos escuchado una profecía.
Las palabras resultan ser maravillosas. Toneladas de fe y confianza, relajación y tranquilidad. Porque en la misma Guemara está escrito, que el Bat Kol también proclama sobre la casa de fulano y mengano, sobre el campo de fulano y mengano, y ninguna persona puede tocar lo que está preparado para su compañero ni siquiera en la medida del grosor de un cabello (Sota 38b), y cada uno de nosotros debemos estar contentos con nuestra parte, porque es exactamente lo que se nos ha asignado, y ninguna persona o ente en el mundo tiene la fuerza para despojarnos de lo que nos pertenece. Y además, ningún esfuerzo adicional puede aumentar la medida que nos corresponde.
Estas palabras producen fe y confianza, en nuestro depósito (de confianza) propio, privado, y con más razón, en el depósito de todo nuestro pueblo. Hay algo indudable, que millones de iehudim se agrupan y vienen a buscar la herencia del pasado, aquí, en la tierra de Israel, con intenciones puras, elevadas. Desde luego, la tierra les hace lugar a todos, se construyen viviendas, se despliegan nuevas carreteras. Todas las ramas de la tecnología están dirigidas en la misma dirección, buscan la misma finalidad. Todos vamos tras la intención, buscando el gran momento, cuando el Shofar Grande se haga escuchar con fuerza, anunciando nuestra libertad, mostrando la luz de la Salvación. Podremos ir a la Casa de Hashem que estará en lo alto del monte, y se hará visible el Reinado de Hashem.
Traducido del libro Maian Hashavua.