El Shabbat posterior a Purim se saca un segundo sefer Torá, dando a ese Shabbat "un apellido": "Shabbat Pará".
La lectura de la Torá que se lee es de Bemidbar 19:1-22 la mitzvá de la "pará adumá" - vaca roja.
En el comienzo leemos:
“Entonces Hashem habló a Moshé [Moisés] y a Aarón, diciendo que éste es el estatuto de la ley que Hashem ha mandado diciendo: ”Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja, sin defecto, en la cual no haya mancha y sobre la cual nunca haya sido puesto yugo.” (Bemidbar / Números 19:1,2)
Esta mitzvá es el más claro ejemplo de un "jok", un decreto de la Torá que no está basado en el razonamiento humano, sino en la lógica de Di-s. Los jukim deben ser hechos por la simple causa que Hashem así lo ordenó.
En épocas del Mikdash las personas debían estar en estado de pureza para poder ofrecer los korbanot o concurrir al Templo. Los cadáveres, de acuerdo a lo que indica la Torá, impurifican. Por lo cual es necesario un proceso de purificación, para este tipo específico de impureza se logra a través de un ritual que incluye las cenizas de la "vaca perfectamente roja", que fuera degollada e incinerada. Una de las explicaciones de por qué se lee este texto posterior a Purim y por qué es una de las 4 Parashiot especiales antes de Pesaj, es que fue ordenada la lectura especial para esta época del año, para que los judíos que se aprestaban para peregrinar a Ierushalaim en Pesaj estuvieran en estado de pureza ritual, y pudieran ofrecer los korbanot del jag, especialmente: korbán Pesaj.
La Parashát haShavua, Sheminí, literalmente octavo, pues la sección comienza diciendo:
"Y aconteció en el día octavo que llamó Moshé a Aharon y a sus hijos, y a los ancianos de Israel...". (Shmot 9:1)
Uno de los temas que nos enseña la sección de esta semana es cómo debemos enfrentarnos a los momentos difíciles de la vida. La Torá nos relata acerca del fallecimiento de dos de los cuatro hijos de Aharón, los kohanim: Nadav y Avihú.
Después de este triste episodio – cuya profundidad es grande – vemos cómo Moshé reconfortó a su hermano, y la reacción de Aharón ante todo eso:
"Le dijo Moshé a Aharón: Eso es lo que había hablado Di-s diciendo: A través de los cercanos a Mí seré santificado y delante de todo el pueblo seré honrado. Y se calló Aharón" (Shmot 10:3).
La Torá nos dice que Aharón simplemente se calló. Nosotros no sabemos lo que pasaba por su cabeza en ese momento tan duro, pero el comentarista Rashí nos da una pista, basado en el midrash Vaikrá Rabá (12:2):
"Recibió recompensa por su silencio, ¿cuál es?, que Su palabra habló sólo con él ya que le fue dicha sólo a él la sección siguiente".
El midrash nos dice que la recompensa que recibió Aharón por haberse mantenido en silencio, fue que Di-s habló solamente con él (y eso es algo muy grande para la persona). La Torá cita dentro de la tercera sección de nuestra parashá que Di-s no se dirigió a Moshé a través del conocido "Habló Di-s a Moshé diciendo", sino que la Torá dice: "Habló Di-s a Aharón diciendo" (Shmot 10:8), y el midrash entendió que no es casualidad que Di-s haya querido hablar "solamente" con Aharón inmediatamente después de este episodio, habiendo tantas oportunidades para hacerlo.
Entonces se comprende que Aharón no se calló porque no tenía palabras para decir, sino que todo lo contrario, Aharón sabía que lo único que le queda al hombre por hacer cuando le ocurre algo que le trae sufrimiento es recurrir al silencio; no a un silencio que es consecuencia de una falta de palabras para expresar el dolor, sino a un silencio que exprese la aceptación total del veredicto Divino, sin cuestionamientos.
Es por eso que después de la muerte de dos de sus hijos, lo único que hizo Aharón Hakohén fue mantenerse en silencio, como dice la Torá: "Y se calló Aharón" (10:3), recibiendo una gran recompensa por ello.
¿Qué nos enseña esto? Que a veces es bueno callar, escuchar al silencio. Hay situaciones donde las palabras sobran y las acciones faltan. Que este Shabbat podamos apreciar cada momento y tener la sabiduría de entender cuándo es el momento para hablar y cuándo es el momento para callar.
Shabbat Shalom.
Sergio Man
** texto adaptado y extraído de "Keter Le Israel"