Shᵉmot 5:2 "Y contestó el faraón. Quién es el Eterno para que oiga su voz a fin de enviar a Yisra’el. No conozco al Eterno, ni tampoco a Yisra’el enviaré."וַיֹּאמֶר פַּרְעֹה מִי יְהֹוָה אֲשֶׁר אֶשְׁמַע בְּקֹלוֹ לְשַׁלַּח אֶת־יִשְׂרָאֵל לֹא יָדַעְתִּי אֶת־יְהֹוָה וְגַם אֶת־יִשְׂרָאֵל לֹא אֲשַׁלֵּחַ׃

La actitud del Faraón no solo es un rechazo hacia Di-s, sino una resistencia a cualquier cambio que lo saque de su zona de confort. Esto puede reflejarse en nuestra vida cuando nos negamos a enfrentar la verdad o a buscar un propósito superior porque implica esfuerzo, humildad y transformación.

En su posición de poder, el faraón tenía todo lo que necesitaba: riqueza, autoridad y control absoluto sobre su entorno. Sin embargo, reconocer a Di-s implicaba admitir que había una autoridad más grande que él, lo que amenazaba su identidad como líder supremo. En nuestra cotidianidad, muchas veces nos comportamos como ese faraón: ignoramos la voz de nuestra conciencia, desestimamos los valores que nos llaman a mejorar, o nos negamos a cambiar cuando sabemos que deberíamos hacerlo. Reconocer la autoridad de Di-s significa aceptar que no estamos en control absoluto y que hay una guía superior que puede darnos dirección.

El judaísmo enseña que el crecimiento espiritual y personal siempre está acompañado de esfuerzo. Como aprendemos de Pirkei Avot 5:23 "Ben He He dice: Según el sufrimiento es la recompensa". Este principio nos invita a trabajar activamente para salir de nuestras zonas de confort y superar nuestras limitaciones. Reconocer que no tenemos todas las respuestas y buscar la guía divina nos exige confianza en que el cambio traerá algo mejor. Cuando trabajamos para mejorar, nos alineamos con nuestra misión en el mundo. Este esfuerzo, aunque desafiante, nos brinda satisfacción y significado. El esfuerzo rompe barreras internas, superar la resistencia al cambio nos enseña a dominar nuestros miedos y abrirnos a nuevas posibilidades.

Al igual que el faraón, a menudo nos refugiamos en la comodidad de lo que ya conocemos, incluso si no es lo que realmente necesitamos para crecer. Sin embargo, permanecer estáticos no solo limita nuestras oportunidades de desarrollo, sino que puede llevarnos a una vida vacía de propósito. Reconocer a Di-s en cada paso de nuestras vidas, en cada cosa que hacemos y tenemos, implica algo más que palabras: requiere un cambio interno profundo y un compromiso con el esfuerzo constante.

La resistencia al cambio es natural, pero también es una invitación a trascender nuestras limitaciones y acercarnos a nuestra mejor versión. Cada pequeño paso que damos hacia el cambio, por más difícil que sea, es un acto de valentía y fe que nos transforma.

¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!

HaMoré Sergio Man
Enero 2025