Shᵉmot 16:4 "Dijo el Eterno a Moshé: "He aquí les haré llover pan desde el cielo, y saldrá el pueblo para recoger la porción de cada día en su día para que los pruebe si se encaminan en mi ley o no." וַיֹּאמֶר יְהֹוָה אֶל־מֹשֶׁה הִנְנִי מַמְטִיר לָכֶם לֶחֶם מִן־הַשָּׁמָיִם וְיָצָא הָעָם וְלָקְטוּ דְּבַר־יוֹם בְּיוֹמוֹ לְמַעַן אֲנַסֶּנּוּ הֲיֵלֵךְ בְּתוֹרָתִי אִם־לֹא׃
El maná (man), el sustento milagroso que Di-s proveyó al pueblo de Israel en el desierto es, más allá de un acto de provisión divina, una prueba para enseñar al pueblo importantes lecciones de fe, dependencia y gratitud.
El Midrash resalta que el maná era una bendición personalizada. Cada persona recibía exactamente lo que necesitaba, ni más ni menos. Esto enseña que Di-s conoce nuestras necesidades individuales y las satisface de manera justa. Además no solo probó al pueblo en su confianza, sino también en su capacidad de respetar el Shabbat, ya que no caía maná en el séptimo día y el pueblo debía recoger el doble el viernes. Esto estableció el Shabbat como un pilar central en la identidad y práctica del pueblo judío.
La idea de "probarlos" refleja que la vida no solo nos ofrece recursos, sino también desafíos que nos ayudan a crecer. El maná es un símbolo de cómo Di-s cuida de nosotros, pero también de cómo debemos actuar con responsabilidad y gratitud hacia lo que se nos da.
Respecto al Shabbat podemos decir que el verdadero sustento no viene del trabajo constante, sino del equilibrio entre acción y descanso. En una sociedad que valora la productividad por encima de todo, el maná nos recuerda que el descanso es un acto de fe.
El pueblo de Yisra’el había sido esclavo en Egipto durante muchos años. Allí, aunque sufrían opresión, tenían una estructura: sabían cuándo trabajaban, qué comían y qué esperar de cada día. Ahora, en el desierto, debían depender completamente de una fuente invisible. Cada noche se acostaban sin saber con certeza si tendrían comida al día siguiente. Esto es un reflejo de la vida moderna: vivimos planificando, controlando y acumulando, con el temor constante de lo que traerá el mañana. El maná nos enseña que hay momentos en los que debemos soltar el control y confiar en que, si hacemos lo correcto hoy, el mañana traerá lo necesario. ¿Cuántas veces nos preocupamos en exceso por el futuro en lugar de enfocarnos en vivir el presente con plenitud y gratitud?
El mensaje central es la confianza diaria en el sustento divino, un equilibrio entre acción humana y fe. En un mundo donde la incertidumbre es constante, este pasaje nos invita a vivir con gratitud por lo que tenemos hoy, mientras confiamos en que el mañana también estará lleno de posibilidades.
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!
HaMoré Sergio Man
Febrero 2025