En la Tradición encontramos la siguiente enseñanza: “Dijo Aba Shaul: Está escrito en la Torá: ‘Este es mi Dios y a Él elogiaré’ (Shemot/Éxodo 15:2). ¿Cómo es posible que un hombre elogie a Dios? Es posible cuando se comporta como Él. Tal como Él es compasivo y lleno de bondad, también tú has de ser compasivo y actuar bondadosamente.” (Mejilta de Rabí Ishmael 3).
Para el sabio Aba Shaul había un conflicto en el pasaje de la Torá, porque: ¿De qué vale el elogio, ese rezo lleno de palabras lisonjeras, cuando ninguna llega a describir realmente al Eterno ni hay plegaria o regalo que Él precise? ¡Todo es poco y nada ante Él!
La solución es simple: la manera de agradar a Dios, de rendirle homenaje, no está precisamente en las palabras, sino especialmente en las acciones en sintonía con Su Voluntad. ¡Esa es la alabanza efectiva! Como dijera el profeta: "Porque misericordia quiero Yo, y no sacrificios; y conocimiento de Elokim, más que animales asados." (Hoshea/Oseas 6:6).
No seamos como el carretero, mejor actuemos como proponen Aba Shaul y Hoshea. Podemos aprovechar cada momento para hacer lo que es bueno y justo, de esa forma estamos elogiando a nuestro Padre y llenando el mundo de Shalom. Así, en vez de esperar sentados a los milagros, somos socios en su manifestación.
A todo esto, ¿cómo se relaciona este comentario con la parashá de la semana?
Pinjás, nieto de Aarón haCohén, en una ocasión actuó de tal modo que logró encausar una situación penosa para el pueblo judío. Cuando nadie atinaba a hacer nada, él intervino y fue resuelto el asunto. Como consecuencia, Hashem prometió: "Yo le concedo Mi pacto de paz." (Bemidbar / Números 25:12).
La Torá nos quiere enseñar algo concreto: haz tu parte, pon tu máximo empeño, siempre dentro de lo legal, cumple con lo que te toca y no dejes de rezar mientras tanto. Tú ejerce lo que te corresponde y deja a Dios que haga lo que es de Él. Eso construye shalom.
Shabbat Shalom