Parashat Toldot
Por el Rabino Marcelo Bater
Esta parashá, Toldot, comienza con el relato del nacimiento de los hijos de Rivka e Itzjak: Iaakov y Eisav. Estos gemelos, que eran bien diferentes físicamente, también lo eran en sus características personales. Mientras Eisav, el mayor, era un hijo cazador, Iaakov, el menor, era un hijo estudioso y calmo. Esto demuestra de alguna manera la complementación de los gemelos, que a pesar de ser diferentes, uno complementaba al otro en la otra mitad de la personalidad que le faltaba.
Cada hermano tenía las capacidades que al otro le faltaban, por eso es que muchas veces se da la simbiosis entre gemelos. Iaakov era la parte intelectual, amable, cerebral de la persona, mientras que Eisav representaba el lado físico y activo de las acciones. Sin embargo, estos dos hermanos, comienzan a pelear aún en el vientre materno. Y esa pelea aún antes de nacer, va a continuar en vida entre ambos.
A su vez, estas diferencias entre hermanos, se ven acrecentadas, cuando la Torá cuenta que cada uno de los padres tenía un hijo favorito. Así como Itzjak sentía debilidad por su hijo cazador (Eisav), su esposa, Rivka, tenía su debilidad por su hijo más intelectual (Iaakov).
Durante sus primeros años esas características se fueron acentuando y se hicieron cada vez más marcadas las diferencias, lo que al pasar el tiempo, y ante la búsqueda del hermano menor (Iaakov) de conseguir la bendición de la ‘Primogenitura’ (aquella bendición otorgada por el padre antes de morir al hijo mayor de la familia, para lograr la continuidad familiar), hizo que las problemas aún se acrecienten entre los hermanos.
Muchas veces los padres buscamos lo mejor para nuestros hijos, y muchas veces sin querer podemos tomar actitudes equivocadas, que hacen que nuestros hijos puedan sentir recelos respecto a nuestras acciones.
Esta parashá enseña cómo un actitud de Rivka, provocó un enojo de más de veinte años entre dos hermanos (con separación física incluida, odio, recelos, y amenaza de muerte). Sin embargo, después de tantos años, pueden estos dos hermanos volver a juntarse y limar asperezas, para vivir juntos en paz.
Quiera D’s que podamos aprender de las virtudes y defectos de nuestros patriarcas y matriarcas, que desde el comienzo de sus vidas, se comportaron como seres humanos, con errores y aciertos.
Shabat Shalom!