La sección semanal comienza mencionando el fallecimiento de la primera de nuestras matriarcas, Sara, en Kiriat Arba (Jevrón). Según podemos deducir en el cierre del pasuk 2, Sara muere sola, sin su esposo Abraham ni su hijo Itzjak, pues dice "y Abraham vino para hacer duelo por Sara y llorarla" (Bereshit 23:2), a su vez, Rashí nos interpreta que el fallecimiento fue a consecuencia de la "akedat Itzjak" (la atadura de su hijo Itzjak), ya que el relato de la muerte al principio de esta parashá fue yuxtapuesto al relato de la akedat en los últimos versículos de la parashá anterior.
La palabra "lispod - לספד" puede ser traducido como aquí, según la versión de "Torá con Rashi", "para hacer duelo", o también según el Milón Prolog: "para pronunciar un discurso fúnebre" (también el Jumash Torat Emet lo traduce así), y alude a un elogio hacia Sara.
La primera reacción normal de una persona promedio ante la pérdida de un ser querido es un sentimiento abrumador de dolor y tristeza y sólo después de eso, uno comienza a considerar el impacto de la pérdida de esa persona en el entorno que lo rodea. Es más común que se mencione primero el llanto y luego el elogio, pero es interesante notar esta anomalía a la forma de expresarse de la Torá, pues aquí se menciona primero el elogio y solo luego el llanto.
La palabra "libkotá - לבכותה", "llorarla o llorar por ella", tiene la letra KAF - כ más chica y para comprender esto quizás uno podría comenzar explicando la diferencia fundamental entre llorar por los seres queridos fallecidos y elogiarlos. El llanto se hace para expresar la pérdida personal y el dolor que uno siente al no tener más a su ser querido cerca. Mientras que el elogio es más una forma de articular la tristeza que uno siente en nombre de esa persona frente a lo mucho que esa persona podría haber continuado haciendo, y expresar la pérdida que otros sienten mostrando cuán virtuosa era esa persona y cuánto serán extrañados.
Con respecto a Abraham, su propia pérdida no fue tan devastadora para él como fue el dolor empático de toda la nación. Esto explicaría por qué la כ es pequeña en la palabra לבכותה para simbolizar que el dolor que hizo por sí mismo fue minúsculo en relación con el llanto que hizo el mundo por la pérdida de Sara. Lo primero que Abraham hace luego de llorarla es buscar un lugar donde sepultarla, como lo expresan los versículo 3 y 4, "se levantó de la presencia de su muerto" y pidió "denme una propiedad de sepultura".
Vemos que Abraham estaba más preocupado por la pérdida espiritual del mundo que por su propia pérdida física. Parece que para Abraham las búsquedas espirituales de su vida estaban muy por encima de las físicas.
Este capítulo 23 finaliza diciendo que luego de adquirir la propiedad, sepulta Abraham a su mujer en la cueva del campo de Majpelá, frente a Jevrón en la tierra de Kenáan, y de aquí trasciende la tradición y el respeto hacia los muertos en poder brindarles una sepultura para descanso eterno del cuerpo físico y elevación del alma.
Tec. Sergio Man - baal tefilá y baal koré
Noviembre 2020