"El bien que los impíos pueden hacer es un mal para los justos". Keli-Iakar.
La parashá de esta semana relata el momento que nuestro patriarca Iaakov emprende viaje junto a su familia desde la casa de Labán, en Jarán, hacia la tierra de sus padres, en Canáan. Labán se entera de esta partida, pero resulta que en medio se nos dice que Di-s se le presenta a Labán diciendo "השמר לך פן תדבר עם יעקב מטוב עד רע" - "Cuídate, no seas que hables con Iaakov ni para bien ni para mal". (Bereshit 31:24)
Rashí interpreta esto como "cualquier bien de los malvados es malo para los justos", que va en línea a lo que interpretó el Keli-Iakar.
Tenemos tres situaciones alrededor de esta historia:
- Rajel hurta los dioses a su padre Labán.
- Iaakov tras el llamado de Di-s en un sueño, y tras tantos años de trabajar para Labán y de tanto luchar por formar su familia, siente y ve que no es bien recibido para seguir allí y decide escapar con toda la familia.
- Labán descubre ambos actos, pero piensa que Iaakov quiso arrebatarle todas sus pertenecientes (incluyendo considerado así su familia), lo persigue y lo acusa, pero en el camino no logra encontrar evidencia de los dioses robados.
Cada uno que ande y juzgue su camino, pues reprocha hoy y cuídate mañana.
Aquí vemos los intereses de Rajel por poseer la herencia de su padre, aún siendo ella la menor, envidiando de alguna manera todo lo que tuvo su hermana mayor, Lea, por sobre ella, el hombre que ella amaba, hijos que ella no podía brindarle a su marido, y las preferencias a ella por ser la hija mayor.
Labán que tenía poder y riqueza en su tierra y se aprovechó de Iaakov haciéndolo trabajar a costas de su salario, haciendo de este un juego de azar "a gusto y piachere" de su parecer como patrón.
Iaakov que huyendo de su hermano Esav llegó a una tierra donde esperaba refugio, donde encontró a la mujer que amaría y trabajó no sólo para tenerla por esposa sino que trabajó para tener su propio patrimonio para formar su familia.
Podemos encontrar mucho para analizar de los intereses de las personas y de conflictos familiares, incluso hasta nuestros días, pensemos en cada integrante de nuestras familias y quizá podremos encontrar un paralelismo con las relaciones familiares de la Torá.
Iaakov buscó cambiar su destino alejándose de su casa tras la disputa de primogenitura con su hermano; sale de su familia directa y se refugia en casa de parientes de su madre, allí forma familia pero por costumbres del lugar forma 2 familias, pues se casa con las 2 hijas de Labán.
Así como tuvo conflicto con su hermano y sus padres, también lo tuvo con Labán, un engaño de por medio en ambas historias, una lucha interna consigo mismo antes de llegar y al salir de Jarán.
Labán un hombre de poder, un hombre tramposo, que buscaba siempre tener el control de todo, cambiando todo para obtener su beneficio propio. Decidiendo sobre sus hijas y sus posesiones. Cuando ve Iaakov podría tener más riquezas que él, trata de retenerlo, ahí es cuando toda la familia decide irse.
Labán trata a Iaakov como de su propiedad, como su esclavo. Para él, Iaakov no es una persona, a sus ojos, no tiene ni derechos ni una existencia independiente. Labán le dio a Iaakov a sus hijas en matrimonio, pero aún le siguió reclamando y diciendo que ellas y los hijos de ellas le pertenecen. Él había hecho con Iaakov un convenio con respecto a los animales, estos serían para Iaakov a manera de salario, pero aún así insiste en que “los rebaños son mis rebaños”. Lo que despierta su ira, su furia, es que Iaakov mantiene su dignidad y su independencia; siempre encuentra una manera de seguir adelante, aún estando enfrentado a una existencia como esclavo de su suegro.
Entre todas las partes hay intereses encontrados que hacen que pocos personajes influyan en muchos, que decisiones y acciones de cada integrante generen una cadena de sucesos. Quizá debamos reflexionar más en nuestras relaciones familiares, en nuestras relaciones con el prójimo, en nuestras relaciones con nosotros mismos. Que la historia de vida de nuestros antepasados sea un ejemplo para ser mejores con la historia nuestra en el presente.
- Rajel hurta los dioses a su padre Labán.
- Iaakov tras el llamado de Di-s en un sueño, y tras tantos años de trabajar para Labán y de tanto luchar por formar su familia, siente y ve que no es bien recibido para seguir allí y decide escapar con toda la familia.
- Labán descubre ambos actos, pero piensa que Iaakov quiso arrebatarle todas sus pertenecientes (incluyendo considerado así su familia), lo persigue y lo acusa, pero en el camino no logra encontrar evidencia de los dioses robados.
Cada uno que ande y juzgue su camino, pues reprocha hoy y cuídate mañana.
Aquí vemos los intereses de Rajel por poseer la herencia de su padre, aún siendo ella la menor, envidiando de alguna manera todo lo que tuvo su hermana mayor, Lea, por sobre ella, el hombre que ella amaba, hijos que ella no podía brindarle a su marido, y las preferencias a ella por ser la hija mayor.
Labán que tenía poder y riqueza en su tierra y se aprovechó de Iaakov haciéndolo trabajar a costas de su salario, haciendo de este un juego de azar "a gusto y piachere" de su parecer como patrón.
Iaakov que huyendo de su hermano Esav llegó a una tierra donde esperaba refugio, donde encontró a la mujer que amaría y trabajó no sólo para tenerla por esposa sino que trabajó para tener su propio patrimonio para formar su familia.
Podemos encontrar mucho para analizar de los intereses de las personas y de conflictos familiares, incluso hasta nuestros días, pensemos en cada integrante de nuestras familias y quizá podremos encontrar un paralelismo con las relaciones familiares de la Torá.
Iaakov buscó cambiar su destino alejándose de su casa tras la disputa de primogenitura con su hermano; sale de su familia directa y se refugia en casa de parientes de su madre, allí forma familia pero por costumbres del lugar forma 2 familias, pues se casa con las 2 hijas de Labán.
Así como tuvo conflicto con su hermano y sus padres, también lo tuvo con Labán, un engaño de por medio en ambas historias, una lucha interna consigo mismo antes de llegar y al salir de Jarán.
Labán un hombre de poder, un hombre tramposo, que buscaba siempre tener el control de todo, cambiando todo para obtener su beneficio propio. Decidiendo sobre sus hijas y sus posesiones. Cuando ve Iaakov podría tener más riquezas que él, trata de retenerlo, ahí es cuando toda la familia decide irse.
Labán trata a Iaakov como de su propiedad, como su esclavo. Para él, Iaakov no es una persona, a sus ojos, no tiene ni derechos ni una existencia independiente. Labán le dio a Iaakov a sus hijas en matrimonio, pero aún le siguió reclamando y diciendo que ellas y los hijos de ellas le pertenecen. Él había hecho con Iaakov un convenio con respecto a los animales, estos serían para Iaakov a manera de salario, pero aún así insiste en que “los rebaños son mis rebaños”. Lo que despierta su ira, su furia, es que Iaakov mantiene su dignidad y su independencia; siempre encuentra una manera de seguir adelante, aún estando enfrentado a una existencia como esclavo de su suegro.
Entre todas las partes hay intereses encontrados que hacen que pocos personajes influyan en muchos, que decisiones y acciones de cada integrante generen una cadena de sucesos. Quizá debamos reflexionar más en nuestras relaciones familiares, en nuestras relaciones con el prójimo, en nuestras relaciones con nosotros mismos. Que la historia de vida de nuestros antepasados sea un ejemplo para ser mejores con la historia nuestra en el presente.
Shabbat Shalom
Tec. Sergio Man - baal tefilá y baal koré
Noviembre 2020
Tec. Sergio Man - baal tefilá y baal koré
Noviembre 2020