“Vive y deja vivir”.
Esta frase que algunos atribuyen a Friedrich von Schiller, quiere decir: respeta y exige ser respetado.
En la sección bíblica de esta semana se menciona un tema bastante delicado si lo vemos con los ojos de este siglo XXI de cambios permanentes, derechos humanos y apertura de sectores que en otros siglos han sido reprimidos o limitados, y es la primera vez que me la he puesto a pensar:
Me refiero a lo que se conoce como la ley de la Sotá, que podríamos traducirlo como "mujer descarriada", o explicado por algunos como la ley de la mujer adúltera, sin embargo, como podemos deducir según interpretaciones de la palabra que usa la Torá «que se descarríe כי תשטה - ki tishté» (Bemidbar 5:12), cuya raíz hebrea puede relacionarse con «insensatez - שטות», el nombre que se le da סוטה se equivale a este término de insensatez al intercambiar la SIN ש por la SAMEJ ס, que en su sonido se perciben iguales. Esta explicación complicada de gramática que Rashi realiza es para aclarar que Sotá es la mujer de la cual el marido sospecha adulterio, pero no es mujer adúltera.
Un dato curioso, que en esta Parashá se menciona, luego de toda la sección del actuar frente a esta situación de "la mujer descarriada", al hombre o mujer que pronuncie un voto de nazir (Bemidbar 6:2) y estos dos temas son Tratados del Talmud pero en lugar de seguir este orden allí los han compilado en el orden inverso, primero está el Tratado del Nazir y luego el Tratado de Sotá.
Lo que se pregunta el Talmud en esa particularidad, más allá de si la Torá menciona un tema primero o el Talmud lo compila después es por qué al tema o Tratado de Nazir (los nazareos que juraban entregarse a Di-s y abstenerse de los placeres, entre ellos beber vino o alimento de la uva) se le yuxtapone al tema o Tratado de Sotá; y encontramos una respuesta en el Tratado de Berajot 63a por parte de Rabi (Yehuda haNasi) que nos enseña que esto ocurre para enseñarnos que quien ve a una mujer "promiscua" debe alejarse del vino [para no transgredir]. En otras palabras, quien ve a una mujer entregada, uno debe abstenerse del vino (como lo hacen los nazareos) para no emborracharse, perder el juicio y terminar acostándose con ella.
Ahora bien, el término Sotá del que venimos hablando se menciona de manera indirecta en las interpretaciones y en el Tratado del Talmud, pero ni en esta Parashá ni en toda la Torá aparece el término como tal, sin embargo esta "ley" se la conoce como "ley de los celos - תורת הקנאת" (Bemidbar 5:29), y así es como empieza el relato “si viniere sobre él espíritu de celos” (Bemidbar 5:14).
Por lo tanto me centraré en esta palabra porque es la clave de lo que hoy vivimos abiertamente de manera atroz y desconsolante.
Si el ritual de Sotá es invocado por un hombre, ese matrimonio termina pues este ritual hace que la mujer sospechada fehacientemente de haber cometido adulterio es llevada frente al Kohen y en cuyo caso muere bebiendo unas aguas amargas, y en el caso que la mujer no haya cometido adulterio y su esposo la sospecha erróneamente, hasta el punto en que él la obliga a seguir todo este ritual, de cualquier manera, ese matrimonio ya ha terminado, pues se rompió la relación que había desde el momento en que se rompió la confianza. Entonces, verdaderamente, el ritual de esta ley de los celos está diseñado para nunca ser invocado.
En esta explicación anterior se ve cómo los celos del hombre se han descontrolado tanto que él, como esposo, desea castigar a su esposa con la muerte, no por una pasión activa improvisada, sino por un método de cálculo premeditado, una sospecha. Para llegar al punto de desear invocar a esta "ley", el esposo debe estar completamente consumido por la ira y el odio. Si el esposo estaba dispuesto a perdonar a su esposa, nunca la hubiera llevado ante un Kohen para exponerla, humillarla y hasta quizá provocarle la muerte. Si la esposa no ha cometido adulterio, ya fue expuesta, porque su marido no le creyó, envuelto en plenitud de celos y rabia que quiere verla morir. Si pasa por el ritual y sobrevive entonces ¿la rabia del marido se disipa? Parecería improbable. Pero si ella ha cometido adulterio, y le confiesa a su marido, ¿va a perdonarla? Esto también parece improbable.
Entonces cuando hay relación y esta deja de ser sana, lo mejor es la separación, en buenos términos, si la confianza y el amor se rompió no hay necesidad de desearle o provocarle la muerte a la otra parte, es por eso que toda esta explicación de la llamada "ley de los celos" está en la Torá, para que la leamos y veamos que nadie sale ganando cuando está de por medio un sentimiento de desconfianza y rencores.
Y creo que si leyeron hasta acá podrán pensar como yo que todo este escrito bíblico hoy lo vemos en los femicidios, esos actos cobardes que hombres con furia la desatan contra una mujer hasta el punto de no sólo humillarlas sino matarlas, muchos de ellos por celos o por sentimientos "que la sociedad machista" impuso como al hombre quien tiene el poder y la libertad de ser, mientras que la mujer es quien debe ser fiel y acatar la palabra del hombre.
Nunca sentí esta sección de la Parashá tan real a nuestras vidas, nunca me senté a interpretarla en nuestro contexto actual y es por eso que no veo esta sección como algo humillante hacia la mujer, sino como algo de protección hacia la mujer, porque las relaciones de pareja son siempre de a dos, y si hay un tercero involucrado es porque ambos están de acuerdo, o porque se rompió lo que había y ninguna de las partes se merece estar atado a algo que tarde o temprano destruye y se destruye.
Como abrí este comentario, "vive y deja vivir", utilicemos el diálogo y la confianza, y los mejores sentimientos de humanidad, si alguno de esos eslabones se rompe lo mejor es soltar y seguir otro camino, aunque duela, porque si no te gusta como tu pareja vive con vos lo más sano es dejarle el camino libre para que siga su vida, y uno siga su camino con sus aspiraciones, no trunques una vida por rencor, celos u odio.
Tec. Sergio Man - baal tefilá y baal koré
Mayo 2021
Fuentes:
https://www.eldiario.es/comunitat-valenciana/frente-dogmatismo-moral-vive-vivir_132_1102367.html