Todos los comentaristas hacen énfasis en por qué se mencionan aquí los espejos de las mujeres. Rashí nos explica que la función del kior (lavadero, fuente) era hacer la paz entre el marido y la mujer, y los espejos habían sido usados por las mujeres hebreas en Egipto para atraer el deseo sexual de sus maridos durante la dura labor, y con esto lograban procrear, siendo bien visto por Di-s, por lo que le pide a Moshé que acepte esta donación para este propósito.

Nos relata el Midrash Tanjuma, Pekudei 9:4: "Cuando el Santo, bendito sea, le dijo a Moshé que construyera el Tabernáculo, todos los israelitas trajeron sus contribuciones. Unos trajeron plata, otros trajeron oro o cobre o piedras de ónice o piedras sin engarzar. Trajeron todo con entusiasmo. Las mujeres se preguntaron: ¿Qué aporte podemos hacer al Santuario? Se levantaron, tomaron sus espejos y se los llevaron a Moshé. Cuando los vio, se enojó con ellas. Él dijo a los israelitas: tomen sus bastones y golpéenlos en sus hombros. ¿Para qué sirven estos espejos? El Santo, bendito sea, llamó a Moshé: "Moshé, ¿los maltratas por esto? Estos mismos espejos produjeron las huestes en Egipto. Tómalos y haz una fuente de bronce y su base para los sacerdotes, para que puedan santificar a los sacerdotes de ella".

Najmánides, el Ramban, nos enseña de este versículo que como aún el óhel moéd (tienda de reunión) no se había levantado, aquí esta expresión alude a un lugar particular donde las mujeres llevaban sus ofrendas a Moshé y allí se reunían, pensamiento que concuerda aproximadamente con las palabras del Rab. Abraham ibn Ezra, quien dijo que estas mujeres que adoraban a Di-s, en otras palabras hacían servicios (de ahí el concepto tzave'u en nuestro versículo), se apartaron de los deseos de este mundo y dieron sus espejos como donación, acudiendo cada día a la puerta de la Tienda del Encuentro para orar y recibir instrucción sobre los mandamientos. Pero agregando lo que nos recuerda Sforno, ya en la Parashá pasada (en 33:7) se nos dijo que "todo aquel que buscaba al Eterno salía a la Tienda de la Cita, que estaba fuera del campamento", por lo tanto, aunque quizá no estaba totalmente construido este espacio, ya estaba establecido como un lugar de encuentro para rezarle a Di-s y aprender de sus leyes, y las mujeres que habían donado estos espejos indicaban que habían superado su sentido de vanidad, consideraban las joyas y la necesidad de ellas una debilidad humana.