La mayoría de los Sabios de Israel en todas las generaciones entendieron la frase "Santos habréis de ser, ya que Santo Soy Yo Adon-i, vuestro Di-s" (Vaykrá 19:2) como el fundamento general de toda la Torá, y se otorgaron muchos significados a ese versículo.
A primera vista, podemos confundirnos y llevar esta exigencia de ser "santos" en una dirección muy complicada. Es cierto que en las leyes de "santidad" hay un sentido de separación o abstinencia y distinción, como –por ejemplo- la separación de sus bienes materiales a la que están obligados los hijos de Israel y que son destinados al Santuario o a los cohanim. O como lo hace el mismo HaKadosh Baruj Hu, en nuestro versículo, cuando se refiere a Sí mismo como "Santo", es decir, como un Ser separado y distinguido de todo el mundo.
Entonces surge la pregunta: ¿Acaso la Torá nos exige desconectarnos de este mundo, al estilo de las religiones del Lejano Oriente? ¿Acaso el sentido de la santidad es elevarnos sobre la realidad, desentendernos de la misma y no enfrentarnos a ella de manera directa?
Rashi ya fue conciente de este dilema y él explicó el sentido de la santidad, como "abstenerse de las relaciones prohibidas y de las transgresiones". La santidad está relacionada con la separación o abstinencia, pero no la desconexión de la realidad. Esta separación o abstinencia consiste en evitar hacer las acciones incorrectas a las cuales nos tienta la realidad, o sea, las transgresiones. Éste es un tipo de enfrentamiento muy directo con la vida y no un intento de escaparnos de ella. Aún más, en la colección de midrashim "Meotzarenu haiashán" (pág. 329) se trae un ejemplo parecido a la interpretación de que la exigencia de la santidad es el enfrentamiento con la realidad, pero no sólo en el sentido de "siéntate y no hagas", sino también en el lado activo: "Para llegar al nivel de 'santos', Yo no les exijo que hagan cosas fuera de lo común ni fuera de lo natural. Todo lo que Yo les pido es: 'Toda persona a su madre y a su padre habréis de venerar y Mis shabatot habréis de guardar....'(Vaykrá 19:3)".
Es decir, la exigencia de la santidad obliga también a acciones morales para mejorar la realidad y, de hecho, el fundamento "santos seréis" funciona como un título de toda la parashá. O, en otras palabras, toda la parashá "Kedoshim" es una fórmula que la Torá nos da para saber cómo ser 'santos'. Hasta aquí las diferencias con el Lejano Oriente.
Adaptación aurora-israel.co.il
Texto del Rabino Ari Bursztein