"Y le dijo el Eterno a Moshé: Diles a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que ninguno de ellos se impurificará con los muertos entre su gente, salvo por los parientes cercanos: su madre, su padre, su hijo, su hija y su hermano, y por su hermana consanguínea….Por ella podrá contaminarse…Santos serán para su Di-s y no profanarán Su nombre, pues son ellos los que brindan las ofrendas al Eterno". (Levítico 21:1-7).
Un hombre vivo, aunque sea el hombre más simple, el más vulgar, el más malvado o aun un delincuente, no puede transmitir impureza ritual (tumá).
En cambio, el hombre muerto, aunque haya sido el hombre más justo o el más santo o el más puro, dado que su alma ha sido tomada de él, transmite impureza ritual.
De este modo, a través de las leyes concernientes a la pureza ritual, la Torá nos brinda una muestra más del valor de la vida. En el momento en que la vida se interrumpe, el daño es enorme y la herida irreparable: el hombre se convierte en un cuerpo que contamina.
A los Cohanim les está prohibido contaminarse a través del contacto con un cadáver. El Cohen simboliza el culto Divino en la casa de Di-s. Por lo tanto, la vida es su símbolo y señal: el Cohen debe alejarse del símbolo opuesto, de la anti-vida: la muerte.
La Torá advierte a los Cohanim no acercarse al muerto. No sólo les está prohibido tocarlo, sino también pararse a su lado. En realidad, todo tipo de contacto con el muerto provoca la impureza ritual del Cohen, y esta ley está aun en vigencia en nuestros días, por lo cual a un Cohen le está prohibido ir al cementerio, o entrar en una casa velatoria.
Sin embargo, hay ocasiones en que los Cohanim se ven obligados a contaminarse acercándose a un muerto, pues el Cohen debe participar del entierro de los siete parientes más cercanos: esposa, padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana. También si hay una persona abandonada, el Cohen debe ocuparse del entierro (met mitzvá). Las prohibiciones impuestas al Cohen con respecto al contacto con un muerto nos enseñan tanto acerca de la muerte, como la importancia de la vida.
Shabbat Shalom.