Bᵉmidbar 32:32 "Nosotros pasaremos armados delante del Eterno a la tierra de Kenáan, y para nosotros la posesión de nuestra heredad estará allende el Yardén.
נַחְנוּ נַעֲבֹר חֲלוּצִים לִפְנֵי יְהֹוָה אֶרֶץ כְּנָעַן וְאִתָּנוּ אֲחֻזַּת נַחֲלָתֵנוּ מֵעֵבֶר לַיַּרְדֵּן׃"
Las tribus de Reubén y Gad, habían conseguido herencia de tierras al este del Yardén, pero prometieron no abandonarse a la comodidad y seguridad. En lugar de quedarse en su nuevo hogar, aceptaron unirse a sus hermanos en la batalla por la Tierra Prometida. Este acto refleja un principio fundamental: la responsabilidad mutua y la importancia de la comunidad. Aunque podían haberse centrado en sus propios intereses, optaron por asumir un compromiso que trascendía lo personal.
Cada uno de nosotros tenemos un papel crucial en la construcción del futuro de nuestra comunidad. El compromiso colectivo no es solo una cuestión de solidaridad, sino también un acto de fidelidad a los principios y valores que nos unen. Así como las tribus de Gad y Reubén se comprometieron a luchar junto a sus hermanos, también nosotros debemos estar dispuestos a contribuir al bienestar de nuestra comunidad, incluso cuando nuestras necesidades personales ya estén satisfechas.
Cada miembro de la comunidad tiene una responsabilidad única y esencial. No podemos esperar que otros hagan el trabajo por nosotros; debemos estar dispuestos a participar activamente y cumplir con nuestras promesas. El judaísmo nos enseña que nuestras acciones individuales tienen un impacto colectivo. Al comprometernos con causas justas y apoyar a nuestros hermanos y hermanas, estamos fortaleciendo el tejido de nuestra comunidad. En un mundo que a menudo nos impulsa hacia el individualismo y la autosuficiencia, la Torá nos recuerda la belleza y la fuerza de la unión y la cooperación. Nos desafía a pensar más allá de nosotros mismos y a considerar cómo nuestras acciones pueden contribuir al bienestar común.
El deseo de estas tribus de quedarse en la tierra que habían conquistado demuestra un profundo apego a su hogar y a su legado. A pesar de sus deseos personales, reconocieron la autoridad de Moshé y los ancianos, resaltaron la importancia de la obediencia al mandato divino y a sus líderes, esto nos enseña a nosotros hoy, incluso cuando no estamos de acuerdo con todas sus decisiones.
¿Cómo podemos fortalecer nuestro compromiso con nuestra comunidad? ¿De qué manera podemos aportar, no solo para nuestro beneficio personal, sino para el bien de todos? Recordemos que nuestras palabras y acciones tienen el poder de construir o destruir, de unir o dividir. Que el ejemplo de Gad y Reubén nos inspire a ser agentes de unidad y a cumplir nuestras promesas con integridad y dedicación.
‘Am Yisra’el ḥai
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!
Moré Sergio Man
Agosto 2024