Dᵉvarim 18:15 "Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, suscitará para ti el Eterno, Dios tuyo, a él deberán oir. נָבִיא מִקִּרְבְּךָ מֵאַחֶיךָ כָּמֹנִי יָקִים לְךָ יְהֹוָה אֱלֹהֶיךָ אֵלָיו תִּשְׁמָעוּן׃"

Nos cuenta Moshé que en Horeb (que es el monte Sinaí), cuando el pueblo escuchó la voz de Di-s, experimentaron una revelación divina tan intensa que temieron por sus vidas. Según el Midrash, la santidad y el poder abrumador de la Shejiná los hizo sentir como si sus almas estuvieran a punto de abandonar sus cuerpos. Es por eso que clamaron pidiendo un intermediario, alguien que pudiera transmitirles la palabra de Di-s sin que ellos estuvieran expuestos directamente a su poder infinito.

Este profeta sería una figura que, aunque mortal, llevaría la voz de Di-s al pueblo, actuando como guía espiritual y líder. Moshé fue el primero y el más grande de estos profetas, pero la promesa es que después de él seguirían otros que cumplirían esa función. La voz divina, en su pureza, puede ser abrumadora. Por eso, los profetas adaptan la palabra de Di-s para que pueda ser escuchada, entendida y aplicada por la comunidad. Esto nos enseña sobre la importancia de hacer que las enseñanzas sean accesibles y comprensibles para todos, de manera que cada uno de nosotros pueda escuchar y aplicar la palabra divina en su vida.

Hoy en día, este texto nos recuerda que debemos estar atentos a las enseñanzas y la sabiduría que nos ofrecen nuestros líderes espirituales. No siempre tendremos acceso directo a la "voz de Di-s", pero a través de los estudios de Torá, las enseñanzas de nuestros rabinos y el consejo de los justos, podemos seguir escuchando la guía divina. En el contexto del mes de Elul, este llamado a escuchar adquiere una resonancia especial. Elul es un mes de preparación espiritual, un tiempo para examinar nuestra relación con Di-s y con nuestros semejantes. Al escuchar la voz del profeta, estamos invitando a Di-s a que examine nuestros corazones y nos revele las áreas en las que necesitamos crecer y cambiar.

El profeta nos muestra los "buenos caminos" que debemos seguir. Estos caminos no son siempre fáciles ni cómodos, pero nos conducen a una vida de propósito y significado. Los buenos caminos nos llevan hacia la justicia, la misericordia y la paz. Nos enseñan a amar a Di-s con todo nuestro corazón, alma y mente, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Podemos preguntarnos: ¿Dónde encontramos al profeta en nuestros días? ¿No puedo ser yo especie de profeta hoy? La respuesta es compleja y multifacética. El profeta puede ser un rabino, un maestro espiritual, un texto sagrado o incluso una experiencia personal que nos revela la presencia de Di-s en nuestras vidas. Lo importante es mantener nuestros corazones y mentes abiertos para reconocer la voz correcta cuando habla. Al hacerlo, estaremos siguiendo el ejemplo de nuestros antepasados, quienes escucharon a los profetas y construyeron una nación basada en los principios de la Torá.

‘Am Yisra’el ḥai

¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!

Moré Sergio Man
Septiembre 2024