Bᵉreshit 39:2
Y estaba el Eterno con Yosef y fue un hombre exitoso y estaba en la casa de su amo egipcio
וַיְהִי יְהֹוָה אֶת־יוֹסֵף וַיְהִי אִישׁ מַצְלִיחַ וַיְהִי בְּבֵית אֲדֹנָיו הַמִּצְרִי׃
El verdadero significado de la prosperidad. Yosef, vendido como esclavo, lejos de su hogar y su familia, parecía estar en el punto más bajo de su vida. Sin embargo, la Torá lo define como un "hombre próspero" porque Di-s estaba con él. La prosperidad de Yosef no se medía por su estatus social ni por sus posesiones materiales; era una prosperidad espiritual, un estado interior donde la fe, la integridad y la conexión con lo Divino iluminaban incluso los momentos más oscuros de su vida.
Este mensaje es tan relevante hoy como lo fue en aquel entonces. Muchas veces, medimos nuestro éxito por factores externos: el reconocimiento, los bienes materiales, o la estabilidad que logramos alcanzar. Pero la historia de Yosef nos enseña que la verdadera prosperidad se manifiesta cuando no perdemos nuestra esencia, cuando vivimos con propósito, valores y confianza en que Di-s nos acompaña en cada paso del camino, aún cuando no entendemos las circunstancias que nos rodean.
La vida de Yosef estuvo marcada por desafíos constantes: la traición de sus hermanos, la esclavitud, las falsas acusaciones de la esposa de Potifar y el encarcelamiento injusto. Sin embargo, en cada prueba, él se mantuvo firme y fiel a su identidad y a su fe. No se dejó vencer por el dolor ni por la incertidumbre. Eligió ser la mejor versión de sí mismo incluso cuando parecía que todo estaba en su contra. Y en ese espacio de adversidad, la presencia de Di-s brilló con mayor fuerza. No solo prosperó en lo personal, sino que su conducta, su trabajo y su carácter impactaron a los demás. La casa de Potifar fue bendecida gracias a él, y más adelante, Egipto entero sobrevivió a una hambruna porque supo leer los tiempos, actuar con responsabilidad y confiar en un plan mayor.
En nuestras vidas, también enfrentamos momentos donde nos sentimos perdidos, en tierras ajenas o en situaciones que no esperábamos. Es en esos momentos cuando debemos recordar que Di-s está con nosotros. Incluso en los desafíos más grandes, tenemos la posibilidad de crecer, de impactar a quienes nos rodean y de encontrar propósito. Yosef no permitió que las dificultades lo definieran. Él eligió la fe, el esfuerzo y la confianza. Hoy, nosotros también tenemos la oportunidad de elegir: ¿dejaremos que las pruebas nos quiebren o las utilizaremos como peldaños para alcanzar una mayor conexión y con nuestro potencial interior?
Que recordemos siempre que ser "prósperos" no depende de cuánto tenemos, sino de cómo vivimos. Que incluso en los momentos difíciles, la presencia de Di-s nos da la fuerza para seguir adelante, para actuar con integridad y para ser luces que iluminan el mundo que nos rodea. Porque cuando Di-s está con nosotros, la adversidad no es el final del camino, sino el comienzo de un propósito más grande.
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!
HaMoré Sergio Man
Diciembre 2024