La parashá de Koraj, relata sobre la rebelión de una persona llamada Koraj, de la tribu de Leví, junto con Datan y Abirám de la tribu de Reubén y otros 250 hombres, jefes de Israel, quienes se enfrentan a Moshé y a Aarón acusándolos de enaltecerse sobre la congregación de Israel.
Koraj fue un gran hombre, pero sumamente ambicioso, se atrevió a desafiar el liderazgo de Moshé. A pesar de que Koraj buscaba quitarle el poder a Moshé, él nunca negó que Moshé los hubiera sacado de Egipto, ni que hubiera abierto el Iam Suf, ni que hubiera bajado las tablas de la Ley, ni que fuera un gran profeta. Estos hechos eran de conocimiento popular en esa época y eran imposibles de negar. Koraj sólo afirmaba que no todo lo que decía Moshé venía directamente de Di-s.
Un líder adecuado ve en su función una misión que exige la disposición a renunciar a todo bienestar propio. A continuación del relato, Moshé se queja ante Di-s por Koraj y su congregación: "No he tomado de ellos ni siquiera un asno ni he hecho mal a alguno de ellos". Moshé, el más humilde de la tierra, no entiende: “¿Qué más quieren ellos de mí?”, se pregunta con frustración. En paralelismo con la Haftará, Samuel viene con una inquietud parecida ante el pueblo: “¿Y el asno de quién he tomado? ¿Y a quién he oprimido? ¿O a quién expoliado? ¿Y de mano de quién he tomado rescate?”. Como Moshé, la pureza de atributos de Samuel no estaba en dudas.
Koraj, de la familia de Kehat, se unió a sus vecinos de la tribu de Reubén que estaban enojados porque su tribu había perdido el privilegio de ser considerados los “primogénitos”. Además, los 250 hombres a los que nos referimos anteriormente eran “malhumorados hijos primogénitos” que habían perdido su estatus después del Becerro de Oro.
A pesar de que dicen que la política forma extrañas parejas, esta era una coalición bastante peligrosa, cada uno con su propia hacha para destruir. Dice el Talmud que Koraj también tenía una segunda intención. Él estaba celoso de Elitzafan, el hijo de Uziel, que había sido nombrado príncipe de la familia de Kehat.
El razonamiento de Koraj fue el siguiente: El hermano mayor Amram tuvo dos hijos, Aarón y Moshé en posiciones de alto liderazgo. El padre de Koraj, Yitzjar, era el siguiente en la línea de Amram, entonces Koraj (como hijo primogénito de Yitzjar) debía haber recibido la siguiente posición disponible, que era la de príncipe. Pero en vez de eso, fue saltado y resultó elegido Elitzafan (el hijo del hermano menor, Uziel).
¡El plan de Koraj era anular los nombramientos de Moshé para tener la oportunidad de convertirse en príncipe! Entonces empezó a agitar a la multitud, declarando que Moshé estaba actuando por su propia cuenta y que estaba asumiendo todo el poder para sí mismo.
Después de tratar de apaciguar a Koraj y sus hombres sin resultado, Moshé los desafió a un “duelo espiritual”. Les presentó una oportunidad para cumplir con sus deseos de convertirse en Sumos Sacerdotes. Ellos tenían que llevar incienso al Tabernáculo y Aarón llevaría también. El incienso que fuera aceptado por Di-s sería el que determinaría quién estaba en lo correcto.
El incienso era la ofrenda más sublime en el servicio del Templo, quemado completamente casi sin dejar residuo, simbolizando la devoción total a Di-s. Sin embargo, había un gran riesgo. De hecho, los hijos de Aarón murieron al ofrecer un incienso no autorizado. ¿Acaso estaban Koraj y sus hombres preparados para arriesgar sus vidas por convertirse en “Sumos Sacerdotes”?
Moshé proclamó: “Si estos hombres mueren una muerte natural eso probaría que estas fueron mis propias decisiones. Sin embargo, si yo seguí las instrucciones de Di-s, que la Tierra se los trague vivos” (Números 16:29).
Este fue un castigo “medida por medida” porque ellos habían acusado a Moshé - “el más humilde de todos los hombres” - de ser arrogante. Dado que Moshé estaba a nivel del suelo, ¡el castigo de ellos debía ser más bajo que eso! En ese momento, la Tierra abrió su boca y se tragó a Koraj y a sus hombres de en medio del pueblo. Al mismo tiempo, un fuego devoró a los 250 hombres que habían aceptado el desafío de Moshé de ofrecer un incienso. Los rabinos dicen que Koraj fue consumido por las llamas y tragado por la tierra.
Los hijos de Koraj, como se verá nombrado más adelante en Parashat Pinjas, reconsideraron sus acciones y se arrepintieron en su camino hacia abajo y una escalinata permitió que salieran. Durante ese tiempo compusieron un salmo.
Quiera Di-s podamos ver lo que los líderes o las personas de referencia hacen, que si están es por algo, y si se equivocan tenemos que ayudar a mejorar y no a destruir para crear “nuestro propio reino”.
Shabbat Shalom
Sergio Man