Bᵉmidbar 23:9 Porque desde la cima de las rocas lo veré, y desde las colinas lo miraré: He aquí es un pueblo que habita solo, y entre las naciones no será contado. כִּי־מֵרֹאשׁ צֻרִים אֶרְאֶנּוּ וּמִגְּבָעוֹת אֲשׁוּרֶנּוּ הֶן־עָם לְבָדָד יִשְׁכֹּן וּבַגּוֹיִם לֹא יִתְחַשָּׁב׃
¿Qué significa vivir en soledad? En tiempos en que la presión por integrarse y "ser como los demás" es cada vez más fuerte, esta semana la Torá nos invita a abrazar nuestra identidad con orgullo y responsabilidad. Bilam, un profeta extranjero contratado para maldecir a Israel, transforma palabras en un elogio potentes y enigmáticos. La paradoja es evidente: quien venía a destruir con palabras, termina revelando una verdad espiritual que nos acompaña hasta hoy.
Bilam dijo que observaba un pueblo que habita solo, y nosotros nos preguntamos: ¿Es una bendición o una maldición ser un pueblo que no se mezcla, que no es contado entre las naciones? El Ramban, Najmánides, entiende que este aislamiento se refiere a la autonomía moral y espiritual del pueblo judío, que no depende de los valores, dioses o tendencias de las demás naciones. Israel no se define por moda ni por mayoría: se define por su Torá. Que el pueblo de Israel no esté "entre los contados" es porque su misión es espiritual y no política. Mientras los pueblos se agrupan en alianzas, intereses materiales y poder, Israel tiene una tarea distinta: ser una luz entre las naciones (Isaías 42:6).
La soledad que se describe no es geográfica, sino existencial, es la capacidad del judío de mantenerse firme en sus convicciones, aún cuando está rodeado por culturas diferentes. Es la valentía de ser diferente con dignidad. La verdadera pregunta no es si estamos solos, sino si somos fieles a quienes estamos llamados a ser, como lo dice el midrash: Israel es como una palmera en medio del desierto: solitaria, sí, pero firme, resistente, y capaz de dar fruto aún en medio del vacío.
El pueblo judío puede vivir entre las naciones, pero nunca debe perder su voz interna, su conexión con la Torá, con la historia qie demuestra que cuando intentamos "ser como todos", diluyendo nuestra esencia, sufrimos confusión, pérdida de rumbo, e incluso persecución. La soledad de Israel es una elección que nace del amor. Amor a Di-s, a la verdad, a un destino que no siempre es cómodo, pero sí eterno.
En este Shabbat, preguntémonos: ¿estamos dispuestos a habitar esa soledad con conciencia y orgullo? ¿Estamos listos para ser distintos no por arrogancia, sino por compromiso? La bendición de Bilam nos recuerda que no debemos temer ser pocos, diferentes o incomprendidos. Porque no estamos solos: Di-s camina con nosotros en esa soledad.
Que sepamos transformar la soledad en presencia divina. Que nuestra diferencia inspire, que nuestra fidelidad ilumine, y que nuestra identidad nos una más allá de las modas del momento.
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!
HaMoré Sergio Man
Julio 2025


