Dᵉvarim 25:4 No pondrás bozal al buey cuando trilla. לֹא־תַחְסֹם שׁוֹר בְּדִישׁוֹ׃
La Torá nos ordenó respetar al misericordioso y ser compasivos con él, incluso con una bestia o un ave. El Talmud expande este versículo para enseñarnos que ningún trabajador puede ser privado de lo que justamente le corresponde.
A primera vista, la mitzvá de la Torá respecto al bozal en el buey parece un detalle agrícola técnico: permitir que el buey que trabaja en la trilla pueda comer de los granos mientras da vueltas en la era. Sin embargo, la Torá nunca se queda en lo superficial. Detrás de esta instrucción hay una ética profunda que atraviesa toda la tradición judía. El Talmud enseña que aprendemos principios de justicia laboral: si a un animal no se le puede impedir disfrutar del fruto de su trabajo, mucho menos a un ser humano.
Los Jajamim explican que esta mitzvá busca formar en nosotros cualidades de compasión y rectitud. Si acostumbramos el corazón a la crueldad, incluso hacia un animal, terminaremos endureciéndonos frente a las personas. En cambio, al ejercitar la sensibilidad en los detalles, desarrollamos un carácter justo y bondadoso. La Torá prohíbe el bozal no solo por compasión al animal, sino también como una educación para el ser humano: que aprendamos a no ser explotadores, a no reprimir lo que es natural y justo. La mitzvá no es un capricho agrícola; es un entrenamiento ético.
En nuestros días, esta enseñanza debe resonar con fuerza, pues vivimos en un mundo donde a veces se “pone bozal” de muchas formas: trabajadores que generan riqueza pero no logran un salario digno, personas cuya voz es silenciada en la familia, en la sociedad o en la política, migrantes y marginados que son explotados sin posibilidad de disfrutar lo que construyen. La Torá nos grita: no pongas bozal. No silencies, no limites, no te aproveches del esfuerzo ajeno.
¿A quién estás poniendo un bozal, consciente o inconscientemente? ¿A un empleado, a un miembro de mi familia, a alguien de la comunidad, incluso a tí mismo al no permitirte disfrutar lo que he logrado? El llamado de atención es claro: la Torá no nos permite ser indiferentes. Si la sensibilidad debe llegar hasta un animal de trabajo, ¿cuánto más hacia las personas que nos rodean? Romper los bozales es abrir espacio para la dignidad, la alegría y la justicia.
Que esta enseñanza nos inspire a construir relaciones y comunidades donde cada quien pueda disfrutar el fruto de su esfuerzo, con libertad y con honra. Abramos los ojos y el corazón, rompamos esos bozales, y trabajemos para construir una sociedad donde nadie quede excluido del sabor de su propio trabajo.
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Israel, Shalom al olam!
Hamoré Sergio Man
Ba‘al tᵉfilla, Ba‘al Kore, Ba‘al Tokea‘
Septiembre 2025


