Bᵉreshit 13:8 "אַל־נָא תְהִי מְרִיבָה בֵּינִי וּבֵינֶיךָ... כִּי אֲנָשִׁים אַחִים אֲנָחְנוּ" "No haya, por favor, contienda entre tú y yo… porque somos hermanos"

Hay momentos en la vida, y en la historia, en que los conflictos parecen inevitables. Las tensiones crecen, las diferencias se vuelven personales, y lo que comenzó como un desacuerdo se convierte en una distancia difícil de cerrar. En ese momento clave, Avram nos enseña a no dominar, ni imponer, ni marcar jerarquía, sino a llegar a un acuerdo con paz.

En la parashá de esta semana encontramos a nuestro patriarca Avram, un hombre que recién comienza su camino espiritual, enfrentando precisamente ese tipo de situación. Su sobrino Lot, con quien compartía viaje, rebaños y destino, entra en conflicto con él. Sus pastores discuten, la armonía se rompe… y Avram debe decidir cómo actuar. 

Rashi enseña que Avram lo amonesta con suavidad. No con reproches, sino con respeto. El lenguaje de Avram es un modelo de "derej eretz": sabe que la forma en que se habla en un conflicto puede determinar si se disuelve o se agrava. Y así es como el Rambán profundiza más: Avram, el mayor y más sabio, cede el primer lugar y le permite a Lot elegir hacia dónde ir, vemos en esto una expresión de humildad auténtica: Avram sabe que la bendición divina no depende de tener más territorio, sino de tener paz en el corazón.

El Midrash añade que Avram confía tanto en la promesa de Di-s que no teme separarse. No ve la distancia como pérdida, sino como parte del plan. El tzadik no necesita controlar el mapa: donde esté, la Shejiná lo acompaña. Así llegamos a nuestros días, donde hoy vivimos en un mundo donde las diferencias, políticas, ideológicas, religiosas, incluso familiares, en redes sociales, en comunidades, entre corrientes del mismo pueblo, pueden convertirse en muros, y muchas veces olvidamos decir "Somos hermanos".

Este pasuk nos enseña que la paz vale más que tener razón, que ceder no es debilidad, sino sabiduría. Avram no evitó el conflicto por miedo, sino por amor porque entendió que la misión divina no puede florecer en un ambiente de rencor. Y hay algo aún más profundo: Avram no rompe el vínculo. Aunque Lot elige otro camino, Avram más adelante saldrá a rescatarlo cuando este se encontrará en peligro. El amor no depende de la cercanía física, sino de la fidelidad espiritual.

Este llamado sencillo, casi humilde, podría ser una guía para nuestra época. En nuestras comunidades, en nuestras familias, entre movimientos, partidos o naciones, el desafío es recuperar el lenguaje de Avram: firme en la verdad, pero suave en el trato, porque al fin y al cabo somos hermanos, no por coincidencia, sino por elección. Escoger la paz, incluso cuando sería más fácil tener la última palabra.

¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!

Hamoré Sergio Man
Octubre 2025