Bᵉreshit 32:29 Y dijo (el ángel), Yaacov no será más tu nombre, sino Yisra’el, porque has prevalecido delante de Di-s, y con los hombres has podido.
וַיֹּאמֶר לֹא יַעֲקֹב יֵאָמֵר עוֹד שִׁמְךָ כִּי אִם־יִשְׂרָאֵל כִּי־שָׂרִיתָ עִם־אֱלֹהִים וְעִם־אֲנָשִׁים וַתּוּכָל׃
Yaakov, antes de encontrarse con Esav, pasa una noche solo. En ese momento lucha con un "hombre misterioso", entendido por los comentaristas como un ángel, símbolo de su lucha interna y espiritual. Tras esta lucha, sale herido, pero con un nuevo nombre: Yisra’el, "el que lucha con Di-s". Cada uno tiene su noche de lucha, ese momento silencioso en el que te enfrentas contigo mismo: tus decisiones, tus heridas, tus máscaras. Y como Yaakov, todos salimos de esas noches marcados.
El encuentro siguiente con Esav ya no es desde el miedo, sino desde una nueva identidad reconciliada. La lucha de Yaakov no es sólo física: representa nuestras propias luchas internas. Todos enfrentamos batallas invisibles, miedos, inseguridades, viejas heridas que nos impiden avanzar o reconciliarnos con otros e incluso con nosotros mismos. Este patriarca nos enseña que la transformación viene después de la lucha, no antes. Su nuevo nombre no es porque evitó el conflicto, sino por el contrario, porque lo enfrentó y siguió adelante aún con una herida.
El Midrash (Bereshit Rabbah 76:2) dice que Yaakov "estaba muy asustado y angustiado. El miedo y la angustia no son lo mismo. Más bien, tenía miedo de matar, y angustiado de que lo mataran". En otras palabras: temía perder o volverse alguien que no quería ser. Así también nosotros: muchas veces huimos de las conversaciones, decisiones o relaciones que pueden revelar quiénes somos de verdad.
En un mundo donde todos buscan mostrar fortaleza, Yaakov nos enseña el poder de cojear con dignidad. Tu fe no se mide por la ausencia de heridas, sino por cómo caminas con ellas. Cada joven, cada adulto que atraviesa luchas internas: ansiedad, culpa, desánimo, decisiones, puede recordar, la Torá no es un texto antiguo, es un espejo. Cada amanecer después de una noche difícil es nuestra lucha y nuestro encuentro con lo divino porque Di-s no nos bendice a pesar de nuestra lucha, sino a través de ella.
¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!
Hamoré Sergio Man
Diciembre 2025


