Bᵉreshit 37:3 E Israel amaba a Yosef más que a todos sus hermanos, porque hijo de su ancianidad era para él, y le hizo a él una túnica rayada (de colores). וְיִשְׂרָאֵל אָהַב אֶת־יוֹסֵף מִכׇּל־בָּנָיו כִּי־בֶן־זְקֻנִים הוּא לוֹ וְעָשָׂה לוֹ כְּתֹנֶת פַּסִּים׃

Yaakov, movido por afecto sincero, quiso expresar su cariño a través de un regalo a su hijo. Pero el amor visible puede ser un arma de doble filo: lo que para un padre es ternura, para los demás puede ser exclusión. La historia de Yosef no comienza con sueños, sino con una prenda. Una simple túnica, tejida con amor, que se convierte en el detonante de una tragedia familiar.

Yaakov, el patriarca que luchó con ángeles y hombres, aquí no enfrenta enemigos externos, sino un desafío íntimo: cómo expresar amor sin despertar celos. Rav Hirsch enseña que los colores de la túnica representaban las múltiples cualidades de Yosef - su sensibilidad, su sabiduría, su pureza. Pero el mundo no siempre celebra la diferencia; muchas veces la teme, la envidia, la persigue. El amor que se muestra, a veces hiere. El Midrash Rabbah sugiere que passim proviene de pas, la "palma de la mano": algo hecho a medida, delicado, personal. Lo que Yaakov pensó como un gesto tierno, sus hijos lo sintieron como una herida. El amor visible puede volverse espejo de desigualdad. 

En el plano más profundo del estudio bíblico, el sod, los sabios dicen que Yosef representa la sefirah de Yesod, el justo que canaliza la abundancia divina hacia el mundo. Su belleza, su pureza, su túnica multicolor simbolizan la armonía de todas las fuerzas espirituales. Pero para que esa luz llegue al mundo, Yosef debe pasar por la oscuridad del pozo, de la prisión, del exilio. La túnica rasgada no es el final, sino el comienzo del camino hacia la reconciliación y la redención.

La túnica de Yosef fue un error de juicio, pero también un recordatorio eterno de que incluso los actos más simples, un regalo, un gesto, una palabra, una mirada. pueden abrir caminos hacia la armonía o hacia la división. Así como Yaakov, que podamos nosotros aprender a amar sin preferencias, o como Yosef, a mantener la integridad en medio del dolor; o como sus hermanos, a transformar los celos en reconciliación, porque solo así, las túnicas que tejemos con nuestras palabras y acciones, vestirán al mundo con los colores de la paz.

Que en este Shabbat podamos identificar aquellos sentimientos de celos, porque estos nacen no por lo que el otro tiene, sino por lo que refleja en nosotros mismos. Los celos no se vencen castigando al otro, sino sanando el propio corazón.

¡Shabbat Shalom! ¡Shalom al Yisra’el, Shalom al olam!

Hamoré Sergio Man
Diciembre 2025