- Parasha
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EL PELIGRO DE LA CALLE
Y salió Diná, hija de Leá que había parido para Jacob, a ver a las hijas de aquella tierra.
Vatetse Dinah bat-Leah asher yaldah le-Ya'akov lir'ot bivnot ha'arets. (Shmot 34:1)Y la vio Shejem, hijo de Jamor el hiveo, príncipe de aquella tierra; y la tomó y se acostó con ella (de modo natural), y la afligió de manera no natural.
Vayar otah Shchem ben-Chamor haChivi nesi ha'arets vayikach otah vayishkav otah vaye'aneha. (Shmot 34:2)
Mucha gente preguntó: ¿acaso venimos a exigir que nuestros niños se queden encerrados en las casas, y que no salgan afuera para nada? Comenzamos, y vamos a aclararlo: como primera medida, debemos hacer que la casa sea un lugar agradable y cómodo para los niños, para que puedan permanecer dentro más tiempo. Segundo, no hacer entrar la calle dentro de la casa. ¿Qué queremos decir con esto? Cuidar nuestra casa de la influencia del medio, que suele estar tan envenedada, que intenta destruir las bases de la educación que queremos inculcar. Debemos cuidar mucho este punto, que la casa esté protegida, de no dejar entrar por las ventanas, o por la misma puerta, los “nuevos” vientos, inclusive el aire “renovado”, lleno de ideas extrañas a nuestras costumbres. Tercero, que cuando los hijos salen de la casa, ellos deben saber y los padres deben informarles sobre el peligro que pueden encontrar en las calles. Tanto los hijos como los padres deben abrir bien los ojos, y cuidarse de los engaños. Los padres tienen la obligación de saber dónde van sus hijos, con quiénes se juntan, con qué grupo de gente se encuentran, y quién los cuida, quién los controla, si es que existe en realidad alguien...