- Parasha
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UN MOMENTO ESPECIAL
“y los salvé” (Shemot 6,6)
Antes de los Iamim Hanoraim, el rab hagaon Itzjak Zilverstein Shlita contó sobre algo que sucedió en Rosh Hashana, en los días de la “Shoa” (el Holocausto). Con este relato podemos estudiar una regla general muy conocida, también cuando tenemos una espada bien filosa apoyada en nuestro cuello: que nunca podemos desesperar y siempre debemos conservar la fe en que llegará la Piedad de Hashem.
A mediados del año 5767 muere en Ierushalaim un iehudi Talmid Jajam, y durante los siete días de luto los descendientes contaron los hechos del padre. Este iehudi se casó todavía viviendo en Polonia, y después de su casamiento se sentó a estudiar todo el día en un Beit Hamidrash. En los días de la segunda guerra mundial, los nazis, “Imaj Shemam Vezijram”, tomaron la ciudad donde vivía, justo durante el festejo de Rosh Hashana.
El Jumash Bereshit finaliza con el relato del fallecimiento de Iaacov Avinu, y posteriormente el de Iosef Hatzadik.
Las bendiciones de Efraim y Menashe
“Hashomer Aji Anoji, ¿Acaso soy el guardián de mi hermano?” (Gen. 4:9) la célebre respuesta de Caín a Dios dan testimonio de su falta de responsabilidad hacia su hermano. Abel no solo fue asesinado sino además “ninguneado” por Caín. Los primeros hermanos de la historia marcan el derrotero del desencuentro y del odio fraterno.

