- Parasha
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ESPEJITO, ESPEJITO…
“Y lo verás con tus ojos…” (Devarim 3,27)
¡Qué problemático es el enojo! ¡Cuántas dificultades le trae a la vida del hombre, que no puede controlarse y permanecer tranquilo! ¡Y cuán grande es el valor del hombre que mantiene la calma!
Si nosotros supiéramos, en verdad, cuánto daño nos provoca el enojo, y cómo nos golpea bien profundo en nuestra vida, sin ninguna duda, arrancaríamos de raíz esta mala cualidad de nuestro interior, y no pararíamos hasta conseguir hacer desaparecer el enojo de nuestras cualidades.
El gaon, rabi Abraham Guenijovsly ztz”l cuenta una historia que pone los “cabellos de punta”:
Un iehudi se enojaba con gran facilidad, podríamos llamarlo “enojón”, y eso lo molestaba mucho. Ya dijeron nuestros sabios, que para la persona que “hierve”, su vida no es vida (Pesajim 113b). Debido a su enojo, este hombre no soportaba estar mucho tiempo en su casa, ni tampoco rodeado de amigos.
Intentó separarse del enojo de muchas formas, pero sin éxito.
QUIEN SIEMBRA CON BUENA INTENCIÓN, COSECHA CON ALEGRÍA
Extremismo y Fanatismo Religioso 


