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impulsosLa parashá de esta semana comienza contando la historia del envío de emisarios a explorar la tierra de Canaán. Los "espías" - "meraglim", volviendo con un informe no muy favorable, relata la Torá que cuando le contaron al pueblo lo que habían encontrado, este comenzó a alarmarse y a proclamar volver a Egipto para no morir en el desierto. En ese momento Kaleb interrumpe con un comentario. Los Jajamim dicen que esta actitud fue para enfriar la discusión, consiguió aquietar la furia, arrancó el Ietzer Hará.

Al finalizar la parashá la Torá nos relata: "Éstos serán sus tzitzit, a fin de que los vean y recuerden todos los mandamientos del Eterno y los cumplan, y no exploren tras de sus corazones y tras de sus ojos, tras los cuales ustedes se pervierten". En algunos textos se traduce "no andarás tras tus impulsos", y hace alusión a lo que sentimos con el corazón y a lo que vemos con los ojos. Un poco la relación con el principio de la sección, si Kaleb no hubiera interceptado otro pudo haber sido el final. El impulso es el que debemos manejar, pensar antes de actuar, antes de hablar; ver cuánto puede repercutir nuestras palabras o peor aún nuestras acciones, aunque según cómo usemos las palabras pueden dañar más que una acción.

Esto marca el ciclo que relata esta parashá, parece no haber conexión en algunos versículos respecto al todo, pero si buscamos más a fondo encontraremos que todo está relacionado en una cosa, en el ser. Ser uno mismo, no dejarse identificar por sobre el otro, acompañar al otro pero viendo lo que nosotros sabemos que es correcto ver y no lo que nos dibujen, "no todo lo que brilla es oro".

Resumiendo, el mensaje que nos transmite Kaleb es, "¿Estas enojado? No actúes ante el primer impulso, tómate un tiempo, déjalo enfriar, piensa más, sé más reflexivo, no te apures. El enojo hace que desaparezca tu inteligencia. La furia posee tanta fuerza negativa, que es capaz de “quemar” toda la sabiduría y la inteligencia de la persona que se enfurece. No hay diferencia si el que se enfurece es con razón y sin ella. Todo el que se enoja oscurece la luz de la sabiduría de su alma".

Shabbat Shalom
Sergio Man

lashon hara

Encontramos en la sección semanal, en el capítulo 8 del libro de Bemidbar que se le enseña a Aarón el procedimiento de elevar (encender) las luces de la Menorá en el Mikdash. Asimismo, Moshé consagra a los Hijos de Leví para que sirvan en las actividades santas del Mishkán. Por causa del pecado del ‘Becerro de Oro’, los primogénitos de Israel quedaron inhabilitados de ejercer las funciones sacras que les correspondía en un principio, por lo cual, Di-s escogió para Sí a los descendientes de Leví. Los leviim deben prepararse durante cinco años antes de comenzar a trabajar en el Mishkán. La edad de los que están aptos está entre los treinta y cincuenta años; tras lo cual pasa a un retiro parcial, a actividades menos agobiantes.

En el capítulo 9, luego de pasado un año de Ietziat Mitzraim - salida de Egipto -, Hashem estipula el Korban Pesaj. Como hay personas que por diversos motivos no podrían ofrecer el korban en su fecha correspondiente, se establece Pesaj Sheini, un mes después de Pesaj, existe la segunda oportunidad para hacerlo.

"El verdadero entendimiento [generalmente un eufemismo para la doctrina kabalística] es que la bendición viene de arriba" (Rambán - comentario a 6:24).

El comentario del Rambán parece obvio; por supuesto que esta bendición, así como todas las bendiciones, vienen de arriba. Más aún, si la bendición verdaderamente viene de arriba ¿por qué es que Aharón y sus hijos fueron ordenados bendecir al pueblo judío? El Rambán continúa en su comentario citando un Midrash que describe el rezo dicho por D'os cuando finalizó la Creación:

"Y que Él te de su gracia": que tú encuentres gracia a Sus ojos, como nuestros (Rabinos) [explicaron la respuesta de D'os al completar la creación] dijeron 'Mundo Mío, mundo Mío, ojalá que encuentres gracia ante Mí todo el tiempo' (Midrash Rabá Bereshit 9:4)"(comentario del Rambán a 6:24).

descendientesDescendencia espiritual

"Éstos son los descendientes de Aarón y Moshé el día en que Hashem le habló a Moshé en el Monte Sinaí. Éstos son los nombres de los hijos de Aarón, el primogénito era Nadab, y Abihu, Elazar e Itamar" (Números 3:1-2)

Pregunta:
En un comienzo, la Torá aparentemente tenía la intención de mencionar tanto a los descendientes de Moshé como de Aarón, sin embargo, después de mencionar a los hijos de Aarón, la Torá pasa rápidamente a otro tema y no habla de los hijos de Moshé. ¿Por qué la Torá se expresó de esta manera?

Respuesta:
Rashi explica que la intención de la Torá era referirse a los hijos de Aarón como si también ellos fuesen descendientes de Moshé ya que él les enseñó Torá. Y agrega que de aquí podemos aprender que quien enseña Torá al hijo de su prójimo, la Torá se refiere a él como si realmente lo hubiera engendrado.
Y no sólo eso. La Guemará en Baba Metzia (33a) explica que cuando la persona tiene que priorizar entre ayudar a su padre o a su maestro, el maestro tiene preferencia (eso no significa que no deba ayudar a su padre, sino que simplemente en circunstancias atenuantes, debería ayudar primero a su maestro). La razón de esto es que si bien nuestros padres nos dieron la vida y nos trajeron a este mundo, nuestros maestros, quienes nos instruyen con sabiduría, nos dan vida eterna y nos conducen hacia el mundo venidero. La única excepción a esto es si el padre de la persona también es un sabio (es decir, si también cumple el rol de maestro), en ese caso, su padre tiene preferencia.

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