- Parasha
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¿Habla o hálito de Dios?
"Y Hashem Elo-him formó al hombre del polvo de la tierra e insufló en sus fosas nasales el alma de vida; y el hombre se transformó en un ser viviente" (Génesis 2:7) .
Onkelos, el traductor de la Torá del hebreo original al arameo, traduce la palabra 'viviente' como 'hablante'; su versión dice por lo tanto: "Y el hombre se transformo en un ser hablante".
El hálito de Dios en el hombre —que es la fuente de la fuerza vital del ser humano— se manifiesta en él como el poder del habla. La habilidad de expresar sus pensamientos más internos y comunicarlos a otros es el fenómeno que conecta al hombre con lo Divino.
Pese a que toda la creación —que de hecho se materializó por medio de una serie de declaraciones Divinas— testifica sobre la gloria de Dios, dicho testimonio sería mudo si no fuera por el hombre. Sólo el hombre es capaz de comprender y verbalizar la idea de que su misma existencia es una expresión de la gloria de Dios. Sólo él puede dar voz al testimonio sobre aquello por lo cual fue creado todo el universo. Su poder del habla lo pone en la posición de ser el portavoz universal; como veremos, este rol tan especial es la razón de su existencia.