- Parasha
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El gran Tato Bores dijo en uno de sus tantos monólogos “pobre de la generación cuyos jueces merezcan ser juzgados” y la mayoría de los que estamos aquí nos hemos sentido, durante muchos años, parte de esa generación cuyos jueces merecen ser juzgados.
Itró, suegro de Moshé, le aconsejó a este que asignara jueces y delegue sus tareas porque lo veía sobrecargado de tareas. Esta semana leemos Parashat Shoftim, donde recordamos la asignación de estos jueces para que juzguen al pueblo con justicia recta.
Según las explicaciones que nos da Rashi, la palabra Shoftim se refiere a jueces que deciden la ley a seguir y la palabra Shotrim (la segunda del comienzo de la Parasha) se refiere a los oficiales que imponen su autoridad sobre el pueblo para que siga el dictamen de los jueces, por medio de la vara y la correa, hasta que el individuo recalcitrante acepta sobre sí el veredicto del juez.
Esta sección de la Torá hay diversos temas a tratar como ser el precepto de designar ciudades refugio o de obedecer al Sanhedrin, prohibición de practicar adivinación, hechicería o de contratar hechiceros, prohibiciones de consultar a espiritistas, a muertos, a falsos profetas, prohibición de apiadarse de una persona que causa daños monetarios (Deut. 19:21), entre otros preceptos y prohibiciones que en esta oportunidad considero que cada uno debería acercarse al texto y sacar sus propias conclusiones.
En mi caso, resalto que a este mundo que hoy vivimos y a este país le falta mucho para llegar a cumplir estas reglas y que las palabras del extrañadísimo Tato Bores son cada vez más actuales como lo son las palabras de la Torá.
Quiera Di-s que podamos comenzar a cumplir las normas y las leyes, que los jueces no tengan que ser juzgados y los oficiales cumplan su deber, que la corrupción no sea más fuerte que la justicia y se cumpla el versículo “Tzedek tzedek tirdof” – “Justicia justicia perseguirás” (Devarim 16:20).
Shabbat Shalom
Sergio Man
Baal Tefilá